Aunque el madurismo acusa a los empresarios de abusar con los precios,
al comprarlos con otros países, los rubros venezolanos son los más económicos y
con eso tampoco alcanzan los sueldos
Por Alex
Vallenilla / @alexvallenilla
La administración Maduro ha
vuelto a esgrimir los argumentos de la “guerra económica”, amenazando al
disminuido sector productivo nacional, a las industrias y comercios venezolanos
de aplicar “medidas radicales” si continúa el alza de precios, que sin embargo
el mandatario Nicolás Maduro no le explica a la población, fomenta desde el
Ejecutivo con la excesiva emisión de dinero para cubrir el gasto público que en
bolívares es sumamente alto y ya insostenible con los niveles de hiperinflación
que hay, según estimaciones del economista Steve Hanke, ya se superó la
acumulación de hiperinflación en el último año, sobre 40.000%. Hay que recordar
que el Banco Central de Venezuela (BCV), está bajo control político del
Ejecutivo, con un decreto de emergencia económica que no permite a la Asamblea
Nacional 8AN) designar un directorio independiente y que se realice control y
supervisión del ente.
El caos conduce a Venezuela a un colapso general de la sociedad |
Venezuela ya entra al octavo mes
con hiperinflación, hasta ahora una situación como esta, estuvo 58 meses en
Nicaragua, el país con el record de alza de precios acelerada por el más largo
tiempo, entre 1986 y 1991. También ha dejado atrás el record de hiperinflación
más alta que había en América Latina, de 13.100%, en 1987, por Nicaragua. El gobierno
de Maduro no logra concretar medidas para frenar el devastador avance de
precios, que ya colapsó al sector sanitario, al sector educativo, al sector del
transporte público, a muchas pequeñas y medianas empresas, con el cierre de
10.500 compañías en promedio al año, según datos de Fedecámaras y tiene al
sistema bancario y financiero, convertidos en un sector “zombie”, que sobrevive
artificialmente. Maduro apenas logra esbozar que todo es producto de un ataque
económico, cuyo discurso es el mismo desde 2013 y que 80% de la población no lo
cree.
En Colombia, en un automercado,
un kilo de azúcar está en 2.360 pesos colombianos, eso en dólares
norteamericanos son 0,84, lo que al llevarse a la tasa cambiaria del dólar
paralelo, el kilogramo de azúcar, en Colombia, cuesta 2.687.544,48 bolívares,
si se calcula al precio de la tasa oficial para las remeses, la última conocida
en 2.200.000 bolívares, el kilo de azúcar costaría 1.848.000 bolívares. Este
rubro básico se compra en Venezuela según la ciudad en que se consiga, entre
600 y 900 mil bolívares, lo que lo ubica entre 72% y 66% más económico que en
los países vecinos, lo que quiere decir que los empresarios venezolanos venden
los rubros con hasta 70% por debajo del precio en la región si se calcula en
divisas y visto así es imposible pensar que exista abuso con los precios, ya
que la mayoría de los expendios tienen fiscales y supervisores estatales que
revisan las estructuras de costo y dan la aprobación para que la mercancía que
se va procesando aparezca en los anaqueles con precios nuevos.
Al realizar este tipo de
conversiones, que demuestra cuanto está deprimida la economía venezolana, los
venezolanos alegan que “no se ganan en dólares, sino en bolívares” y el
problema esencial no es tanto en qué signo monetario se ganan los salarios,
sino las políticas económicas que hay detrás de la producción y el desempeño
monetario del país por parte del Estado.
La debacle venezolana tiene su
origen básico en el derrumbe del sistema de gobierno que se implementó sobre la
base de un gasto público que fue elevado años atrás, que copó espacios de las
empresas privadas con expropiaciones, que creó una situación que se puede
calificar de ilusoria, puesto que el gobierno del extinto Hugo Chávez, con un
precio del petróleo sobre 100 dólares y altísimo endeudamiento con la banca
privada internacional, era el principal actor económico, al envolver casi todo
el país con subsidios destemplados sobre todo en materia alimentaria, cuyas exageradas
importaciones permitieron saber de la pérdida de alimentos en más de cinco mil
contenedores en los puertos venezolanos, años atrás, producto de la corrupción,
con sólo citar un caso.
El problema está en que con
Chávez hubo una burbuja económica inflada por el Estado, lo que hacía creer al venezolano
de tener un alto ingreso, luego, con la llegada de Nicolás Maduro al poder, un
proceso de corrupción desatado desde antes y acelerado tras la muerte de
Chávez, con el derrumbe del precio del petróleo y el vencimiento de deuda
externa, contraída también por el chavismo, las cuentas macroeconómicas no
soportaron y la administración Maduro sin más remedio debió acelerar el proceso
de emisión de “dinero inorgánico”, para mantener el gasto público y cubrir el
déficit estatal, esto ha devenido en la peor inflación del planeta, haciendo
estallar la burbuja chavista y creando una nueva realidad que es insoportable
para la inmensa mayoría, que apenas puede dar cobertura a la canasta
alimentaria familiar (CAF), en 0,02%, con un salario mínimo y el bono alimentario.
El oficialismo se excusa en que
los comerciantes y empresarios abusan con los precios, sin embargo no exponen
al país que la agresiva expansión monetaria causa efectos inflacionarios en la
economía, cuando llegó Hugo Chávez al poder en 1998, la cantidad de dinero
circulante, que se denomina técnicamente por los economistas como liquidez
monetaria (M2), era de 22 mil millones de bolívares, hasta el mes anterior esta
cifra subió de manera impresionante a 1.137 billones de bolívares, la exagerada
oferta monetaria que aplica el gobierno de Maduro, para sostener el gasto
público, los bonos que otorga a las personas con el carné de la patria, entre
otros, causan inflación desmesurada, más en un país con 70% de la producción
detenida.
La devastación de la economía
está produciendo una huida masiva de venezolanos, la cual se verá acentuada
luego que el gobierno no logra la fórmula para evitar el colapso general. La
administración pública está siendo asolada, así como ha muerto prácticamente en
su totalidad el transporte público, el sector de gobierno público comienza a
sufrir el derrumbe institucional y en esto no sólo la corrupción y el fallo de
muchos procesos complican más el desempeño normal del gobierno, sino que el
mismo podría terminar estancado o paralizado. Los reportes abundan, de oficinas
con hasta 30 personas, sólo quedan 5, en muchos juzgados en el interior del
país se paralizan los juicios porque los jueces se han ido, profesores
universitarios, docentes de escuelas y liceos, médicos y enfermeras,
trabajadores petroleros, policías, militares, personal de todo tipo, abandonan
a diario sus puestos de trabajo, ante el avance desmedido de precios, se espera
que para julio y agosto la diáspora venezolana se acelere, la gran mayoría aguarda
por las vacaciones escolares para irse del país. 29/06/2018
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