Cunde la decepción social en medio de la diatriba Guaidó-Maduro ~ En Efectivo

20 ene 2020

Cunde la decepción social en medio de la diatriba Guaidó-Maduro

Por Alex Vallenilla / @alexvallenilla

En el común se está instalando un sentimiento de decepción, en muchos porque no hubo una “intervención militar”, otros porque no se pudo lograr el “cese de la usurpación”


Cuando Hugo Chávez llegó a La Habana por primera vez, fue recibido con alfombra roja, con una parada militar sorprendente y un abrazo efusivo de Fidel Castro. El ex dictador cubano le decía que era la salvación. Chávez así caía bajo el influjo castrista. Fue de esa manera como el anciano le arrebató a la clase rica venezolana, que prestaba sus aviones y promocionaba al teniente coronel como el próximo presidente de Venezuela.



Castro, un maestro en la manipulación para mantenerse en el poder, usó sabiamente una herramienta que suelen usar los megalómanos: la teatralidad.

Luego de los eventos en la Asamblea Nacional (AN), Juan Guaidó aparece en Bogotá, recibido por el presidente Iván Duque. Una acción que busca reafirmar o remozar la alicaída imagen del joven dirigente, luego que terminara 2019 sin lograr el “cese de la usurpación”.

En los eventos desarrollados en la AN, se vio a Guaidó trepando una reja, gritando a militares y forcejeando con estos, aunque para algunos fue un mensaje positivo, de valentía implícita, el otro lado mostraba la impotencia, de que el sector militar sigue al lado del régimen de Nicolás Maduro. Una dura realidad.

Callejón sin salida

En la lucha por el poder la teatralidad es una herramienta que se emplea. Al contrario hay que engañarlo, y a las masas les gusta esa espectacularidad propia de los circos. Pero la teatralidad sólo funciona si va bien acompañada de una acción política o militar. En el caso de Guaidó, todos saben que no es militar, ni dispone de tropas armadas, por lo tanto le toca es la acción política.

Guaidó no tiene tropas armadas. Al aplicar la peculiar política que hace, entonces permanece estancado y perdiendo apegos. Se ha metido en un hoyo, en el que sigue cavando.

En el común se está instalando un sentimiento de decepción, en muchos porque no hubo una “intervención militar”, otros porque no se pudo lograr el “cese de la usurpación” a partir de otro acto como el de “la ayuda humanitaria entra, porque sí”, se retoma el tema de sobrevivir.


Las duras condiciones de vida, tras el caos institucional, la hiperinflación, la crisis de gasolina, el colapso sanitario y educativo, la crisis del transporte público, los racionamientos de electricidad y apagones imprevistos, mantienen al ciudadano ocupados en cómo enfrentarse a estos males.

El régimen mantiene una retórica en sus filas, con las sanciones petroleras de EEUU. Mientras la oposición venezolana ha dejado abandonada la lucha en la línea social. Es decir, es mínimo el acompañamiento a los sectores que reclaman calidad de vida, a pesar que hay muchísimos dirigentes políticos que sufren los efectos del desastre nacional.

No ha habido respuesta contundente, salvo vagos pronunciamientos, respecto al petro. Un tema que toca directamente a más de seis millones de personas y decenas de miles de comercios. La AN desvió la discusión sobre la crisis eléctrica del Zulia y el aporte de la ONU, para aplacar el sufrimiento en esa región. La crisis humanitaria avanza y médicos y enfermeras se baten solos en los centros de salud.

Soberanía energética

Mientras tanto, los factores exógenos siguen su rumbo. El Departamento del Tesoro de EEUU, extendió a Chevron y a las cuatro principales empresas prestadoras de servicios petroleros en Venezuela, licencias para que sigan operando junto con Pdvsa. Chevron y Pdvsa han cambiado su estrategia y ahora producen un tipo de crudo de alta demanda en el mundo, el cual es exportado por empresas privadas, con un mecanismo que evade las sanciones norteamericanas.

Maduro aclara que Rosneft no tiene 70% de las operaciones de Pdvsa, sino 20%, al mismo tiempo ofrece a las empresas norteamericanas, hacerse de campos petroleros venezolanos.

La guerra interna

Maduro se recompone en el PSUV. El año pasado las apuestas por su salida eran grandes. Actualmente ha resistido toda la presión internacional y ha logrado mantener a raya el reclamo  social en Venezuela debido a la crisis, con reformas en lo económico. Mantiene una alianza importante con el sector militar que lidera el general Vladimir Padrino, considerado una ficha de Rusia.

El enfrentamiento interno había cesado el año pasado. El chavismo/madurismo pactó una tregua, luego que el sector radical no aceptara ninguna negociación que significara dejar el poder sin garantías de permanencia en la política, entre otros.

Maduro evaluaba negociar elecciones presidenciales y se asomó la figura de Héctor Rodríguez como sucesor, pero dadas las actuales circunstancias, esto se ha enfriado. La lucha se centra ahora en el control de la AN. Diosdado Cabello insistirá en imponerse en las elecciones que deberían hacerse en diciembre de este año, y apuesta por ser nuevamente el presidente del Parlamento. Esto encenderá nuevamente el enfrentamiento interno.

Y el CNE

La AN sigue en deuda con el país, al no lograr acuerdos para la designación de los nuevos rectores del CNE. Esto podría derivar en que el TSJ que controla el chavismo/madurismo, proceda con la directiva de la AN que dirige Luis Parra, y que lentamente se hace de los espacios y los cargos para el funcionamiento del Palacio Federal Legislativo. Está latente que la AN salga del desacato, pero la directiva de Parra.

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