Los últimos hechos de violencia, saqueos y los desórdenes en las colas en los automercados y abastos de Venezuela, combinados con una serie de "accidentes" de camiones con cargas, que finalmente terminan saqueados en las carreteras, se interpreta por la mayoría como los efectos de una "hambruna", debido a que las importaciones han caído y a que la producción interna de alimentos está en situación crítica.
Lo que ocurre en Venezuela en materia de inflación y de escasez, son ingredientes para una amotinamiento de personas en las calles y comercios. Ha sido así históricamente, desde los conocidos "motines de subsistencia" o "motines del pan" de la Europa del siglo XV en adelante, en que los saqueos se producían cuando las materias primas desaparecían de los mercados y sus precios se triplicaban, algo parecido al recordado "Caracazo" de 1989.
El caso del Pdvsal de Monagas, con todo su personal operativo detenido y procesado, tuvo su estallido porque "enchufados", una manera de llamar a funcionarios chavistas con determinados privilegios, llegaban al sitio, sacaban en carros y camionetas las mercaderías y la gente común en la cola, al dar cuenta de la situación, se lanzó contra el local y los productos. En Guayana, el alza del precio de los pasajes, junto con colas y llegada de productos regulados a varios abastos, propició el desorden que dejó un fallecido.
Es de notarse que estos eventos vienen ocurriendo en sectores que están determinados como "chavistas duros". Esto permite pensar que en los sectores populares pueden estar ocurriendo dos cosas, temas que deben tomarse en cuenta.
La primera es que el desencanto, y la "hambruna", ya han doblado la lealtad al chavismo en los sectores populares. En el caso de Barrancas del Orinoco, hace un par de años, era impensable que los mismos seguidores del oficialismo se atrevieran a romper y tomar por al fuerza, lo que siempre han considerado suyo, "un logro del pueblo". Esto indica pérdida de disciplina, pérdida del liderazgo chavista en las barriadas y zonas rurales, abandonamiento de la dirigencia del PSUV en sus bastiones duros. Los sectores populares han tenido férreos controles, con médicos cubanos, módulos de Barrios Adentro, reparto de alimentos, reparto de dinero y materiales de construcción, control con consejos comunales, lo último indica un divorcio, porque el dinero que fluía, ha desaparecido.
Pero también surge una segunda posibilidad, a la que no se debe dejar de hacer seguimiento. En el seno del PSUV hay dos grupos actualmente en pleno debate, o enfrentamiento, unos radicales y otros moderados. Los radicales no quieren ceder el control de cambios, el control de precios, las expropiaciones y no quieren diálogo con sectores de la sociedad que pudieran ayudar a solventar la actual crisis, el grupo moderado, viéndose derrotado en las próximas elecciones, prefiere concertar incluso una salida negociada y está dispuesto a ceder en los renglones mencionados.
Ese sector radicalizado, pudiera estar orientando a algunos "colectivos" aun afectos, a promover desórdenes y motines que terminen en situaciones de conmoción. El propósito: suspender las elecciones parlamentarias, obligar al oficialismo a ello, en vista de la contundente derrota a la que se dirigen. Eso explica las inhabilitaciones, si el chavismo va a entregar la AN, por lo menos no lo hará a las posturas más radicales de la oposición, sino que por esta vía obligan a que factores moderados de ese lado, sean quienes asuman.
En medio de esta tormenta, la crisis avanza peligrosamente al caos generalizado. Los que apuestan a la violencia para evitar contarse, se hunden en una situación de la que no hay previsiones para determinar resultados, mientras, los moderados de lado y lado, comienzan a sudar frío.
Pero también surge una segunda posibilidad, a la que no se debe dejar de hacer seguimiento. En el seno del PSUV hay dos grupos actualmente en pleno debate, o enfrentamiento, unos radicales y otros moderados. Los radicales no quieren ceder el control de cambios, el control de precios, las expropiaciones y no quieren diálogo con sectores de la sociedad que pudieran ayudar a solventar la actual crisis, el grupo moderado, viéndose derrotado en las próximas elecciones, prefiere concertar incluso una salida negociada y está dispuesto a ceder en los renglones mencionados.
Ese sector radicalizado, pudiera estar orientando a algunos "colectivos" aun afectos, a promover desórdenes y motines que terminen en situaciones de conmoción. El propósito: suspender las elecciones parlamentarias, obligar al oficialismo a ello, en vista de la contundente derrota a la que se dirigen. Eso explica las inhabilitaciones, si el chavismo va a entregar la AN, por lo menos no lo hará a las posturas más radicales de la oposición, sino que por esta vía obligan a que factores moderados de ese lado, sean quienes asuman.
En medio de esta tormenta, la crisis avanza peligrosamente al caos generalizado. Los que apuestan a la violencia para evitar contarse, se hunden en una situación de la que no hay previsiones para determinar resultados, mientras, los moderados de lado y lado, comienzan a sudar frío.
Triste realidad, no hace falta mas sazón al caldero para saber lo q se está cocinando!
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