Si el Ejecutivo continúa emitiendo dinero para seguir financiado el
subsidio de la gasolina y el déficit estatal, la hiperinflación no se detendrá
hasta estallar la burbuja con graves consecuencias sociales, económicas y
políticas
Por Alex
Vallenilla / @alexvallenilla
Las expectativas económicas para el año 2018, no son nada alentadoras,
sobre todo cuando se toca el punto esencial de la hiperinflación en la que
acaba de entrar toda Venezuela, en un proceso de alza de precios que tiene vida
propia y ante el cual el gobierno luce paralizado, sin plan alguno y sin una
política clara o definida para hacer frente, salvo propuestas aisladas como el
de la criptomoneda, los bancos comunales, los bonos que ofrece el Ejecutivo,
cuyas medidas no tienen el más mínimo efecto sobre la situación.
La inflación actualmente estaría cerca de 1.400% según los principales
analistas. La proporción coincide con el alza del dólar paralelo, la cual se
ubica en el último año en 1.444,44%. En sus proyecciones, el Fondo Monetario
Internacional (FMI) ha publicado que Venezuela tendría una inflación para 2018,
de 2.349,30%. El economista Asdrúbal Oliveros es mucho menos optimista, al
señalar que la misma sería de al menos 7.000%. El economista Francisco
Rodríguez, jefe de Torino Capital, dejó saber que su previsión para el año
venidero en materia de alza de precios es de 5.325%, quien fue muy conservador
para 2017, al proyectar una inflación de 358% y luego actualizar con alza de 825%
en los últimos doce meses, debido a la dinámica que se ha desarrollado hasta
ahora.
En estos momentos el Ejecutivo se encuentra en graves problemas
financieros, la recaudación de impuestos a través del Seniat, a pesar de los
constantes anuncios de que se rompen records en la recolección de impuestos
para financiar el presupuesto, su valor es devorado por la inflación, sufriendo
fuerte caída en términos reales. En lo que va de año, hasta septiembre de 2017,
la recaudación ha sido de 9,66 billones de bolívares, si bien es una marca
record en bolívares, mensualmente debido al alza del valor de la divisa en los
mercados no autorizados, los ingresos del Seniat sufren una estrepitosa caída,
en diciembre de 2016, cerraba con 249,21 millones de dólares, en enero de este
año, caía a 166,16 millones de dólares, para luego registrar en septiembre
121,33 millones de dólares, los ingresos del Seniat en divisas, apenas han sido
1,4 mil millones de dólares en todo 2017, para financiar un presupuesto que era
3,33 mil millones para 2017. El ingreso petrolero no alcanza para cubrir el
pago de deuda externa, mantener Petrocaribe, el envío de divisas y crudo a
Cuba, mantener las operaciones de Pdvsa y sostener casi 60% del presupuesto de
la nación, mantener el subsidio de la gasolina, que genera un gasto de al menos
7 mil millones de dólares al año. El presupuesto actual de 36 billones de
bolívares, se reduce a unos 360 millones de dólares al año, si para funcionar
como fue este año, con una precariedad enorme, el presupuesto ejecutado fue de
3,33 mil millones de dólares, el gobierno no podría costear nada con 360
millones de dólares, salvo que eche mano a la última cuenta de la que puede
obtener dinero: eliminar el subsidio de la gasolina, lo que causaría un choque
muy fuerte en la economía, para que el Ejecutivo logre tener dinero fresco o
unos 7 mil millones de dólares adicionales.
La caída de ingresos internos y la de los ingresos petroleros ha
obligado al gobierno a emitir dinero sin control alguno, lo que ha llevado a la
inflación a tasas jamás vistas en la historia venezolana. Ese gasto está en las
nóminas públicas, en el tamaño del Estado, en todos los gastos de
funcionamiento, que tendrán que ser recortados de manera fuerte, con reducción
de personal y la disminución de obras de gobierno, recortes de gastos de todo
tipo. Lo cual no sería suficiente, además del efecto recesivo que generaría una
medida así. Ya se tiene conocimiento de una circular de Pdvsa, en que piden a
todas las gerencias y dependencias de esa empresa, reducir gastos operativos en
50%. El otro aspecto es que el gobierno para obtener algunos ingresos
adicionales, decida aumentar la gasolina nuevamente, de manera más fuerte, ya
que no existe otra fuente de dinero a la que pueda apelar, un incremento del precio
de la gasolina tendría efectos en la economía según la proporción en que se
haga, pero esto conduce a dos situaciones, la primera es que si no se hace un
aumento que permita generar ingresos adicionales a la empresa petrolera, se
tendría que seguir subsidiando, lo que implica que el Banco Central de
Venezuela (BCV), tendría que seguir emitiendo dinero inorgánico, lo cual no
frenaría la subida de precios en todo el país. El otro problema es que si se
aumenta para que la actividad no genere pérdidas a la petrolera y no se tenga
que recurrir al endeudamiento, que produce al mismo tiempo expansión monetaria,
los precios de la gasolina tendrían que ser muy cerca a las tasas
internacionales y esto implica que un litro de gasolina tendría que costar por
lo menos unos 75 mil bolívares según el precio de la tasa paralela de divisas,
una tasa que sería imposible de costear para nadie en Venezuela en las actuales
circunstancias, en este tema, la administración Maduro se encuentra en un
callejón sin salida y si llegara haber elecciones presidenciales, que pudieran
generar un cambio de gobierno, sería uno de los peores males que heredaría la
nueva administración gubernamental. Lo anterior sólo podría enderezarse, si se
dolariza totalmente la economía y este punto se debe tener presente en cuanto a
perspectivas, porque sería una medida, que junto a otras políticas, podría
parar de inmediato el proceso de hiperinflación que está en desarrollo y sigue
creciendo sin parar.
El año venidero, abre con fuertes problemas ya. Hay una crisis de
transporte público, que mantiene también al transporte de carga paralizado en
80%, cada vez hay menos unidades disponibles, por la falta de repuestos, los
precios de estos y a ello se agrega que la producción local de gasolina, no
cubre más de 40% del mercado nacional y en los estados andinos se raciona, para
evitar al “bachaquero”.
Hay una crisis de pagos. Hasta octubre, del total de la liquidez
monetaria, sólo 4,28% son billetes físicos, esa relación el año pasado era de
8% y había problemas con el dinero efectivo, en las próximas semanas se
agudizará mucho más, en ese aspecto, la administración Maduro no tiene una
solución pronta a la mano, seguir imprimiendo billetes ya no es rentable para
el gobierno, cada vez que suben el valor nominal de los billetes, estos en
pocas semanas se desvalorizan, el costo de cada billete venezolano es de 0,3
dólares, lo que deja claro que no tiene sentido seguir haciendo billetes cuyo
valor para fabricarlos, es más alto, que el valor nominal que los billetes
representan. El propuesta de la criptomoneda, los pagos con el código QR del
carnet de la patria, las aplicaciones para pagos con teléfonos celulares que ha
implementado los bancos, apuntan a que el bolívar podría quedar en desuso, no
se descarta incluso un nuevo cono monetario, o la sustitución del bolívar. En
la teoría económica, las monedas buenas, siempre sacan de circulación las
monedas nuevas, todo esto podría conducir también a la dolarización.
Si el gobierno quiere detener la inflación, tendrá que dolarizar o
aumentar la gasolina, de lo contrario deberá seguir financiando el déficit con
más emisión de dinero, todas las medidas son traumáticas, pero lo primero
llevaría a soluciones con un plan más elaborado, lo segundo sería continuar con
el camino al colapso total. 15/12/2017
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