Todo lo vivido hasta ahora
es producto del colapso general de la sociedad. El colapso arrastra todo a su
paso. A la población, la economía, las instituciones, a los partidos políticos,
a todos, nada queda en pie en medio de un derrumbe continuado. Venezuela está
en total peligro, desamparada, perderá riquezas y perderá territorio, podría
también desmembrarse, al final un acuerdo entre Putin y Trump, que todo será
por petróleo, será lo que de el giro para entrar en el próximo ciclo.
En la oposición la tragedia
causa estragos. Una dirigencia política que no ha entendido el momento. Hay de
todo. Quienes esperan un estallido social, quienes aúpan un golpe militar,
quienes tienes aspiraciones presidenciales y mantienen enfrentamientos internos
con resultados catastróficos como los de las elecciones regionales y las
municipales, los que se autodenominan “resistencia”, en este punto es bueno
señalar, que esa dirigencia, que comprenden Capriles, Ramos Allup, Borges, Rosales,
Machado, Ledezma, López, todos con sus aspiraciones presidenciales, infladas
luego de la contundente victoria del pueblo en las urnas, el pasado 6 de
diciembre de 2015, se “engolosinaron”, creyeron que el mandado estaba hecho y
en medio de una disputa para sacar a Nicolás del poder, en que competían si era
con un referendo, con una enmienda o con una constituyente, dejaron ir la
presa. Se impuso entonces el referendo, Capriles se hizo acreedor del mismo y
por tozudez olvidaron en 2016 las elecciones regionales. El régimen venía de
perder unas elecciones con una paliza y era obvio que se prepararía con todo
para no volver a pasar por la misma situación que enfrentó con los resultados
de la derrota para la Asamblea Nacional (AN), sin contar con que el oficialismo
ha sostenido un juego geopolítico, Nicolás sorprende con la jugada de suspender
el referendo y terminar tras las sotanas del Papa Francisco. Nadie se lo
esperaba.
Se pasa a 2017, Capriles
capitalizaba la derrota del referendo, además de no lograr las elecciones
regionales, se pasó a la validación de partidos y luego a una ola de protestas
en defensa de la AN que dejó 130 muertos, miles de heridos y detenidos, a lo
que Nicolás respondió con una Constituyente ilegal, bajo la asesoría de los
rusos. Acción Democrática (AD), anunciaba que se lanzaba a las elecciones
regionales. La división de los partidos políticos no permitió que la maquinaria
electoral opositora se engranara y defendiera los votos en las mesas, además de
que un sector opositor radical llamó a no votar, puesto que la mayoría de
candidatos eran de AD, PJ y VP no se montaron en la elección. Este grupo
radical, conformado por exiliados con mucho dinero producto del saqueo a
Venezuela en 1994, con la crisis bancaria de entonces, que al no tener control
directo sobre la MUD, financian una campaña de desprestigio contra los partidos
políticos. Desorientada la oposición, tanto la interna, como los que están en
el extranjero, se pierden las elecciones regionales y ni siquiera se sale a
votar en las municipales. Que desastre.
En el caso del oficialismo,
el asunto es también similar. La pugna entre grupos políticos que quieren
salvarse, contra los sectores radicales enquistados en los entes responsables
del control de cambios, que son los que saquean dólares preferenciales, no
permite que el régimen pueda aplicar medidas económicas para enderezar la
profunda depresión económica que hay y que atiza el incendio del colapso
general. Sancionados y perseguidos por autoridades extranjeras, se enconchan en
Venezuela y se mantienen enquistados en el poder para evitar que la justicia
les alcance. Ahora surgen más diferencias, Nicolas quiere repetir en la
presidencia, Diosdado también, hay sectores que abandonan al régimen, como José
Vicente Rangel. Pero lo más interesante es el cuadro de militares que tiene
información y estudios del escenario que se espera abriendo 2018, saben en los
altos mandos que tocará masacrar a la población hambrienta o colaborar con el
fin del régimen para que se apliquen reformas económicas urgentes, el mundo los
vigila y deben decidir una vez más qué hacer. El asunto es distinto ahora, EEUU
tiene una Ley sobre la Crisis Humanitaria en el país.
Mientras tanto, Venezuela
se desliza por la espiral del colapso general, del que no habrá político o
líder capaz de sacarlo en poco tiempo. Cuando las sociedades colapsan, no sólo
cae el pueblo, la dirigencia, en este caso, toda, tirios y troyanos, caen junto
al resto del país. En medio de tal desastre, sin una dirigencia seria, en
ninguno de los frentes, porque la opción de Diego Arria, es “peor el remedio
que la enfermedad”, veremos a gente de la política real actuando, esos son
Putin y Trump, quienes tienen la última palabra, el primero quiere la Faja del
Orinoco, el segundo, tiene las reseras petroleras del Esequibo y buscará
asegurarlas.
11/12/2017
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