Por Alex Vallenilla / @alexvallenilla
En Efectivo. El régimen de Nicolás Maduro hace
una apuesta por tomar el control del mercado de la gasolina. Un riesgo en medio
de la lucha interna por el control del hidrocarburo, dominado por un sector
militar hasta hace poco.
En manos de los militares, las refinerías terminaron
destrozadas. Ahora con empresas privadas, Maduro trata de tomar el control. En 2018
lo intentó, pero le pusieron un drone explosivo, como advertencia.
El experimento ha tenido algunos resultados. La población ha
sufrido los efectos de la escasez de combustible, ha padecido colas por días y
ahora el precio de un litro se vende en Venezuela en 2 dólares.
Es la gasolina más cara del mundo y ni así se han producido
revueltas populares de gran magnitud, como las vividas en Chile o en Ecuador.
Si tiene éxito y Maduro restituye la distribución de
combustibles, en manos de privados, la tasa será a precio internacional, la
cual está muy por debajo de los 2 dólares que cobran militares y revendedores
en estaciones de servicios actualmente.
Si ese plan se concreta y el régimen comienza a recibir
ingresos por esta vía, habrá quitado una de las peores distorsiones de la
economía venezolana, el subsidio de la gasolina. Medida que terminó pervertida
y siendo una de las causas de la peor hiperinflación de América.
Con los nuevos recursos o ingresos, el régimen podría
comenzar a mejorar salarios del sector público. Si es así, Maduro está considerando
el panorama electoral. Aunque no vaya a ser candidato, su sucesor tendría un
camino un poco más despejado.
Derrotados los militares radicales en el control de
recursos, y con menos distorsiones, el régimen podría prepararse para la
contienda electoral que le estaría brindando a Washington.
Los militares involucrados en el contrabando de gasolina, no
sólo se quedan sin este recurso, los mismos, también involucrados en el
narcotráfico, ahora enfrentan la presión de EEUU en el Caribe.
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