Por Alex Vallenilla / @alexvallenilla
En Efectivo. En Venezuela, la legitimidad de un funcionario electo popularmente, no está dada por la cantidad de votos que obtenga. Tampoco por la cantidad de abstenciones que se registren en el proceso electoral en que resulta electo. La primera razón es que el voto no es obligatorio, es un derecho y la ciudadanía decide si lo ejerce o no. Por lo tanto, no votar, es un acto legal, permitido y no ejercer ese derecho, no deslegitima al funcionario en cuestión.
Es completamente falso que, porque haya una determinada cantidad de abstencionistas en Venezuela, un funcionario electo es ilegítimo. Eso no está planteado en ninguna ley o norma,
La legitimidad de un funcionario
viene dada porque el proceso que le ha permitido llegar al cargo público, es de
acuerdo con la ley o el derecho. A Maduro se le acusa de ser un dictador, que
controla todos los Poderes Públicos y esto sería suficiente para decir desde la
política, que ejerce el poder, violentando el Estado de Derecho.
Esto indica que, según esa visión, Maduro siendo un dictador, sería ilegítimo, y todos sus actos nulos, ejercidos desde una dictadura, que de por sí sería toda ilegal o ilegítima.
Por lo tanto, votar en elecciones planteadas por el gobierno de facto, no haría legítimo a Maduro.
El tema de la legitimidad de Maduro, en ese caso, es un asunto que tendría que ser determinado y juzgado en tribunales internacionales, porque según la visión opositora, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela, lo controla también Maduro y actúa bajo órdenes políticas.
Legitimidad y representatividad
El problema del gobierno de facto
de Nicolás Maduro es de representatividad. Actualmente según los resultados
electorales de los últimos años, eso lo ha marcado la abstención. La baja
participación de electores, arroja resultados que no son representativos de las
mayorías, según el número total de electores.
Pero en Venezuela no existe norma sobre la representatividad, como, por ejemplo, la segunda vuelta electoral. Tampoco existe norma que permita al ciudadano expresar un voto en blanco o nulo, que sea válido o vinculante.
Sobre la representatividad hay que recordar que Hugo Chávez cuando llegó al poder en 1999, propuso cambios de modelo y atacó duramente la representatividad. Acuñó el término de “democracia participativa” y un bajo número de electores, aprobó la nueva Constitución de 1999, cuya cantidad de votos no fue representativa en ese momento, pero ello no afectó la legitimidad de la misma. Tanto así, que hoy la oposición venezolana, defiende la Constitución hecha por el chavismo, en su diatriba contra Nicolás Maduro.
Por ejemplo
La legitimidad y
representatividad, se pueden ilustrar con el siguiente ejemplo. Suponga que
vive en un condominio de 100 apartamentos. La norma dice que la toma de
decisiones para llevar a cabo acciones o propuestas, debe ser con la mitad más
uno, en teoría, con el voto de 51 propietarios, cuyos votos apoyen en su totalidad
una opción. Entonces se estaría ante un acto en que una decisión tiene
representatividad en la mayoría. Sin duda que también la decisión sería
legítima, porque se ajusta a la norma.
Pero en ese condominio, en una asamblea general, se necesita tomar una decisión y solamente llegan 30 propietarios. Por falta de quorum no se puede llevar a cabo. La norma dice que se hace una segunda convocatoria y tampoco asisten. Luego a la tercera, la norma dice que la decisión se tomará con la participación de los que están presentes. Entonces 30 propietarios toman una decisión, de las cuales 20 se van con una opción, 10 con otra y los otros 70 no participaron. La decisión es legítima, pero no es representativa, aunque en esto último, no existe una norma para definir, que, por no haber representatividad, no se puede llevar a cabo.
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