Por Alex Vallenilla
En este momento,
en los países más grandes del mundo, se desarrolla un enfrentamiento entre la
política y la economía. Ante la decadencia del actual modelo económico, los
gobiernos luchan para mantener el gasto público y evitar caer en una recesión.
En cambio, los bancos centrales, tratan de restringir la oferta monetaria y
aumentan las tasas de interés, para evitar la inflación. En la década de los 80’,
cuando el mundo estaba en la era de Ronald Reagan y Margaret Tatcher, hubo una
solución eficiente para salir de un atolladero similar. Los gobiernos pudieron
emitir deuda, las empresas y el ciudadano común también se endeudaron.
Pero el mundo de
hoy es otro. Ya no hay espacio para emitir más deuda sin crear una catástrofe
económica. La mayoría de los países del primer mundo, tienen deuda por encima
de su PIB. Así que, o ganan los gobiernos, o ganan los banqueros centrales. En Europa
hay dos señales de que los banqueros centrales están perdiendo. Eso significa
que, inevitablemente, la inflación global aumentará. En Alemania acaban de
capitular y el gobierno anunció aumentar el gasto público en 200 mil millones
de dólares, esto va contra lo que hace el Banco Central de Europa. En Reino
Unido, el banco central ha tenido que intervenir en el mercado para evitar un
colapso de la libra.
Además, los
bancos centrales no podrán seguir con la política agresiva de aumento de tasas
de interés. Por ejemplo, en EEUU, 75% de las empresas que cotizan en bolsa,
están sobre endeudadas. No soportarán una caída más profunda sin quebrar.
Fortalecer al dólar, significa debilitar los activos de riesgo. Es decir, si el
valor del dólar aumenta, el precio de las acciones se desploma. Es una regla.
Así que los banqueros tienen serias limitaciones.
Evitar las turbas en las estaciones de servicio en EEUU
Lo que está
pasando en el mundo, ya pasó en Venezuela. El banco central fue sometido por la
política y el país entró en hiperinflación. Eso fue posible porque Hugo Chávez
tenía como someterlo. Cuando el petróleo estaba sobre 100 dólares y Pdvsa con
casi tres millones de barriles, Chávez tenía ingresos de al menos 300 millones
de dólares diarios, por petróleo. Pero Pdvsa estaba controlada políticamente, eso
le permitió a la política, dominar a la economía.
Pero eso es lo
pasado. Vamos a lo actual. En el mundo hay una guerra, se enfrenta el dólar
(EEUU) al resto del mundo, al petróleo (Rusia), al euro (Europa), al yuan
(China). El campo de batalla militar está en Ucrania, pero el económico en los
bancos centrales y las bolsas. La inflación y gasolina cara, son una amenaza
para la estabilidad de EEUU, así que aumentar las tasas de interés y restringir
la oferta monetaria, está asestando un duro golpe a las economías del resto del
mundo, para que, en las estaciones de servicio de EEUU, no se presenten turbas
enardecidas. Hay una transferencia de riqueza a EEUU, a través del dólar, desde
todo el mundo, por eso todas las monedas están cayendo. Así que, por ahora, EEUU
no ha capitulado. Y ahora menos que encontró la manera de reactivar la reserva
petrolera más grande del mundo.
El dólar ya evitó
una vez el colapso de Maduro, al liberar el uso de divisas en Venezuela en 2018.
Posteriormente, el desabastecimiento de alimentos y medicinas se redujo y le
dio un respiro a su gobierno. Por lo visto, el dólar, ahora, será la clave de
su posible consolidación total.
La fea Venezuela, la solución
Mientras en el
mundo, los mercados de deuda se estremecen, porque los rendimientos anuales
están en aumento debido a la iliquidez, en Venezuela, el gobierno que tiene
Nicolás Maduro, “duerme como un bebé”. Veamos. Las sanciones contra Venezuela,
lejos de perjudicar a Maduro, lo ayudaron a consolidarse en el poder. En la
misma tónica iniciada en este artículo, se puede ver como el gobierno no tiene
preocupaciones por el endeudamiento. Los bonos de la República y los de Pdvsa,
que suman alrededor de 100 mil millones de dólares en términos nominales, están
congelados. Atrás quedaron esos días en que los banqueros de Wall Street,
recomendaban invertir en bonos de Venezuela, porque Chávez pagaba al día los
intereses y se ganaba mucho. Es decir, el gobierno venezolano no tiene presión
para pagar deuda. Aunque, también por las sanciones, no puede emitir deuda
nueva ni renegociar, por lo que no puede acceder a la liquidez en dólares.
En esa guerra del
dólar, contra el petróleo. Y es una guerra, porque el gobierno de Joe Biden necesita
un barril por debajo de 60 dólares. Y ahora la OPEP, junto a Rusia, lo quieren
en 100 dólares. Aunque EEUU se puede autoabastecer con el esquisto, no puede
hacerlo con un petróleo barato, porque los costos de producción con el
fracking, son altos. Entonces, allí está la solución: Venezuela.
Este país ya
tiene las condiciones para que las potencias se lo repartan. Está pasando en
Ucrania, los norteamericanos dijeron que no enviarán armas secretas a esa
guerra, mientras los rusos, ya están apoderados de los territorios, al este. Los
sauditas, en un ejercicio pragmático, venderán petróleo en dólares y a los
chinos en yuanes. Ahora viene el conflicto por Taiwan.
La inflación global, un aliado de Maduro
Es inevitable que
el mundo tenga inflación, así que eso hace sumamente valioso el petróleo
venezolano, en el contexto actual. El que una vez, en 2015, Barack Obama, pidió
en China, ante Xi Jiping, que no fuese comprado más, que se usara el de
esquistos. Ya Pdvsa estaba sentenciada, por el desastre que dejó Rafael Ramírez
y que explotó a partir de 2014. Ya Libia estaba fuera del mercado petrolero y
las sanciones contra Irán, arrinconaban a la OPEP.
Tarde o temprano
la Reserva Federal de EEUU capitulará. Porque sus medidas no están reduciendo
la inflación. Este mes cerró en 8,2% y se esperaba un dato de 8,1%, el mes
pasado fue de 8,3%. Para este momento, EEUU debe tener más flujo petrolero para
hacer frente a la situación geopolítica planteada. Entonces se necesita
eliminar lo más rápido posible las sanciones petroleras a Venezuela. Y
recientemente, Nicolás Maduro, insinúa que no descarta adelantar las
elecciones.
El negocio
Por su parte, la
oposición reunida en la Plataforma Unitaria, ya hizo anuncios de unas elecciones
primarias, que no incluirán a otros candidatos que no estén en esa coalición.
Así que es previsible que la tal unidad no habrá. Incluso con el argumento de
que los otros candidatos serían, según estos, aliados solapados de Maduro. Pues
eso es lo que necesita Maduro, esa división, aunque la “unidad” no es garantía
de triunfo opositor. Que lo digan Henrique Capriles (2012, 2013) y Manuel
Rosales (2006). Lo cierto es que, del ámbito mediático, de pronto se
desapareció todo lo relacionado con Monómeros y esto apunta a que hay negociaciones
sin mesas y sin México. Sobre el manejo de los fondos de la USAID para ayuda
humanitaria, no se dice nada. De uno de los principales partidos opositores, no
incluyen en la directiva a los dos principales que manejaron fondos de
Monómeros, los dejan ir a Washington y no ha pasado nada.
Pero eso son
suspicacias. Dudas razonables. La realidad es que, en Venezuela, quien tiene
control del valioso oro negro en este contexto global, es Nicolás Maduro, ni es
Juan Guaidó, ni es la Plataforma Unitaria. Y los norteamericanos necesitan rápidamente
un gobierno legítimo, para retirar las sanciones. Están advertidos.
LA GRÁFICA: EL RENDIMIENTO DE LOS BONOS |
En lo que va de
2022, se puede ver el aumento de la curva de rendimientos del bono de deuda a
10 años de Estados Unidos. Lo que significa que en el mercado de deuda se
siente la caída de liquidez. Ofrecer tasas más altas, es señal de que la
restricción monetaria de los bancos centrales es fuerte y eso deja a gobiernos,
empresas y demás, sin liquidez. Esto es producir una recesión. El resto de gobiernos
en casi todo el mundo están igual o en peor situación. |