Por Vicente Brito / @vicentejbrito
Hoy nos encontramos en la más compleja encrucijada de nuestra historia económica, donde se hace necesario aumentar producción y reducir importaciones. Sin que podamos lograrlo por las causas que están limitando y afectan a los sectores privados de la economía.
Las razones fundamentales son nuestra precaria actividad económica y la desmejora creciente en nuestra calidad de vida, causadas por una baja producción y la alta dependencia en importaciones de productos que podemos producir en nuestro país, que hoy no cubren la capacidad de consumo de las familias venezolanas, por la disminución de ingresos petroleros, la cual es la fuente que nos genera los dólares para sostener las compras necesarias en otros países.
Cuando evaluamos nuestras potencialidades nos encontramos con una infraestructura productiva que aun cuando está afectada, tiene los elementos para incrementar la producción agrícola, pecuaria, industrial y agroindustrial.
A pesar de la preocupante reducción de la actividad productiva privada y la desaparición de miles de empresas, estas sostienen el mejor potencial para recuperar la economía, así lo demuestra su capacidad de producción que alcanza hasta un 80% de lo que no se importa. Las empresas privadas están en todas las áreas económicas y siguen siendo las que sostienen el mayor volumen de empleos (unos 5 millones) y su aporte al producto interno bruto así lo demuestra. Sus actividades no le generan costo alguno al presupuesto público y son las que aportan el mayor monto de los ingresos fiscales.
Las decisiones a tomar son necesarias para corregir rumbo, ya que las medidas efectuadas en materia económica que permitieron y facilitaron el crecimiento exponencial de las empresas públicas, no dieron los resultados esperados. Hoy existen los elementos coyunturales para lograr el empuje agresivo de la producción nacional, para lo cual el gobierno tiene que revisar la política de controles y regulaciones, así como las afectaciones de tierras y empresas que eran privadas y hoy se han convertido en un quebradero de cabeza para las finanzas públicas.
Los niveles de producción y productividad de cuando estaban en manos de sus propietarios privados, así lo demuestran. Tenemos millones de hectáreas bajo el control gubernamental y apenas un 10% se utiliza, el resto están sin producir nada, lo mismo ocurre con las industrias y agroindustrias existentes, a pesar de presentar algunos deterioros son recuperables para ser convertidas en factores de producción. Está en manos del gobierno tomar las decisiones para lograr aumentar producción y bajar importaciones. Así como ahorrar miles de millones de dólares que nos sirven para apuntalar otros sectores necesitados de la nación.
Los otros países de la región sostienen su capacidad productiva, gracias a que los medios de producción son privados. La productividad es la norma de la empresa privada, lo cual permite aumento de producción y lograr los precios que mejoren la capacidad adquisitiva de los consumidores. Hoy somos el país del continente con menores niveles de producción por habitante en casi todos los bienes y servicios que podemos producir de acuerdo a las ventajas comparativas que tenemos, en suelos, agua y materias primas.
Lamentablemente el marco regulatorio y de minimización al sector privado, los limita en su capacidad de crecimiento y de poder responder a las necesidades urgentes de la nación que son el aumento de producción y sustitución de importaciones. Le corresponde tomar decisiones al gobierno que facilite a la empresa privada asumir el rol que le corresponde, como el motor conveniente para el arranque necesario de nuestro crecimiento productivo.
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