El desguace de la Mesa de
la Unidad Democrática (MUD), por parte de la frustración, rabia e indignación
de muchos, además de los anti-MUD y sus propuestas de dividir la coalición de
partidos como una solución, luego que Carlos Ocariz leyera el comunicado con
los resultados de la tercera reunión “plenaria” –siga con atención las
comillas- es la reacción lógica y obvia de sectores que de manera desesperada
quieren salir de inmediato de la pesadilla que atraviesa Venezuela, asunto que
es totalmente entendible.
Pero ¿Qué pasó?. De manera
bien objetiva, antes de caer en el error de hacer señalamientos que produzcan
la desarticulación de la oposición, técnicamente se explica lo ocurrido.
Si hay un punto qué
reclamar a la MUD. El error táctico de haber ido a un proceso de diálogos, que
tuvo una metodología decidida e implementada en todo momento por los delegados
o “voceros” del régimen. Confiados en la mayoría que ahora representan, se
sentaron y cayeron en la celada.
Los hermanos Castro, en
algo si se preocuparon, en formar a muchos en el régimen chavista, con sus
tácticas para enfrentar situaciones de crisis. Nadie olvide como Castro
magistralmente desmontó la huelga petrolera contra Chávez en 2003, siguen
subestimando este asunto de Cuba. Esa metodología de “mesas de trabajo”, en que
separan temas puntuales de toda una crisis integral, es la favorita de los
oficialistas. Eso lo aplican en todos los sectores, cuando hay protestas,
reclamos, lo primero que hacen es “vamos a montar una mesa de trabajo”.
El asunto funciona así. Por
ejemplo, en el caso de la crisis actual. El régimen propuso crear “mesas de
trabajo”, en las que se discutirán los temas. Cada mesa de trabajo trata un
punto por separado, para eso, antes, se hace una reunión “plenaria”, en que las
partes exponen temas del conflicto principal o global, los rojos, entrenados
para tal fin, van desglosando y asignando para cada “mesa de trabajo” un tema
específico, digamos en el caso actual, una mesa para los presos políticos, una
mesa para el asunto económico, otra mesa para el tema electoral, otra para el
de la crisis humanitaria y así sucesivamente.
A la MUD se le permite
entonces, habiendo aceptado previamente la metodología, designar “voceros” o delegados
para cada mesa. El régimen, que conoce a los principales dirigentes de la
oposición, conoce sus debilidades, potencialidades, sus discursos, su situación
política, marca con sus fichas, adiestradas en el marco de esa metodología, con
dialogantes que están bien capacitados para dirigir las reuniones, tomar el
control del director de debates en cada mesa, nombrar a quien lleve las notas. Las
reuniones se llevan a cabo con mucho “palabreo”, en cada tema que los “dialogantes”
MUD proponen, los rojos refutan y sostienen a toda costa su posición. El chantaje
no falta, si no hay avances, se tranca la discusión. Así logran cambiar nombres
como el caso de los “presos políticos” por “detenidos”, siendo el asunto
comunicacional, las formas, una prioridad de los dialogantes rojos, con el fin de
crear la sensación de que dominan la situación, cuando se hacen públicos los
resultados, lo que sucedió en este caso.
Cada “mesa de trabajo” es
independiente, tiene autonomía y está desligada de los temas de las otras
mesas, habiendo incluso necesidad que un tema se discuta junto a otro por las
conexiones que existan, sin embargo, la labor de los “dialogantes” rojos, es
separar, atomizar, llevar a la mínima expresión cada punto de cada tema. Ese es
el entrenamiento que tienen “voceros” y dirigentes rojos, por ejemplo del
Frente Francisco de Miranda (FFM).
En “cada mesa de trabajo”,
hay avances, acuerdos, hay confrontación, o no puede haber acuerdo alguno. Al finalizar
las sesiones, se realiza entonces la “plenaria”. Ésta consiste en que se presenten
los resultados de cada mesa. El régimen hábilmente sabe a quién sentar por
ejemplo con Henry Falcón o con Carlos Ocariz, también entre sus fichas designa “voceros”
por ejemplo en el tema electoral a Jorge Rodríguez, conocedor a fondo del
asunto, hasta los radicales del PSUV, que al final enviaron a Tareck El Aissami
a evitar cualquier acuerdo de elecciones adelantadas. Todo está muy bien
calculado. Incluso el mediador de El Vaticano es burlado de esta forma.
En la “plenaria” cada delegado
o “vocero”, elegido en cada “mesa de trabajo”, presenta los resultados del tema
que tienen asignado esa mesa, si esa “mesa de trabajo” tiene avances o no, eso afecta
el acuerdo final, es decir, si en la mesa electoral no hay acuerdos sobre
elecciones anticipadas, por ejemplo, en el acuerdo no aparecerá ese tema,
porque en esa “mesa de trabajo” no hubo avances en la materia, sin embargo la “plenaria”
avanza con los siguientes. Mientras que el comunicado final se “construye”, con
los resultados totales, o parciales, que cada “mesa de trabajo” tiene
elaborado, se lee al final y se aprueba, puesto que ya vienen avalados por las
discusiones atomizadas, que hábilmente los “dialogantes” del régimen logran manipular.
Lo que ocurrió en la MUD,
en el asunto del diálogo, es el resultado de un error básico: haber caído
totalmente en el terreno del contrario, sin siquiera percibirlo. Es así. El régimen
se preparó para todo, agasajos, ambiente, toda una serie de factores
distraccionistas que los delegados de la MUD no percibieron, no notaron,
evidentemente por ser unos novatos en esas lides de crisis. Novatos al medirse
ante la inteligencia criminal de los Castro. Eso explica la cara de Carlos
Ocariz, al leer el comunicado, en ese momento, tal vez se daba cuenta del paso
en falso que se daba, al ver el resultado final.
Los delegados de la MUD,
deben ser relevados, si no comprenden que se baten en el terreno del régimen,
con sus modos y maneras, terminarán fundidos políticamente. No es que se
requiera gritones, “formapeos” u otros, pero otros actores de mayor capacidad si
son necesarios.
Señalar a la MUD de
traidores, entreguistas, y de paso proponer de dividir a la MUD, es un efecto
colateral. Eso es lo que el régimen espera, y algunos factores anti-MUD,
ingenuos como Carlos Ocariz, ayudan a Castro, a Maduro y a Diosdado en ese
cometido, sin darse cuenta, claro está. Incluyendo a una “luminaria” como Diego
Arria. / 13/11/2016
El otro error es pelearse en la MUD y llegar a elecciones donde sólo pueden por ahora, postular candidatos de la MUD
ResponderEliminarEn el país hay gente preparada para estos asuntos de negociar y dialogar. La MUD no escogió, ni se interesó en conocerlos. Mandaron a Timoteo, quien fue el que impuso Zapatero, como éste mismo confesó en la reunión de la OEA, y que ha dado muestras de ser el cartero del régimen, negociador de los intereses del UNT. Y mas tarde a Henry Falcón, quien tiene su agenda propia. Ocariz, es de buena fe, no tiene malicia. Y Chúo, el pinchball de los partidos de la MUD, que tiene que cuidar cada opinión porque alguien, si no le gusta, se pondrá bravo. Los otros o el resto,nadie los conoce. Con ese equipo no se puede negociar ante tanto malandreo de los del régiimen. Y en cuanto a la onda comunicacional, la MUD siempre anda detrás de los caballos. Tres comunicados para intentar aclarar, y no lo pudieron hacer, lo que estaba escrito en el comunicado oficial leído por el vocero del Vaticano, No se trata de destruir a la plataforma que obtuvo el triunfo del 6D. Se trata de exigir que se actúe con coherencia. Buscando a conocedores no fanáticos. U opositores de igual cualidad, como ,ejemplo, un Claudio Fermín, un Osvaldo Alvarez Paz y tantos otros.
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