Por Alex Vallenilla / @alexvallenilla
En Efectivo. Una de las fuentes de financiamiento del Estado es la emisión de dinero desde el Banco Central de Venezuela (BCV). El gobierno de facto de Nicolás Maduro, ha perdido enormes ingresos, en medio de una recesión global, una epidemia, el descalabro institucional y empresarial por una gestión de gobierno equivocada y las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea.
En el último año, el BCV le ha agregado a la economía 277,1 billones de bolívares. Eso es 555,79% adicional a la cantidad de bolívares que había el año pasado. A pesar que la suma es astronómica y la proporción es casi seis veces más, eso no alcanza para nada.
Con ese mecanismo, al ser llevado a dólares, mes a mes, resulta en apenas 1,473 millones de dólares en un año. Si en Venezuela los trabajadores públicos, ganaran al menos 300 dólares el mes, ese monto solamente alcanzaría para pagar un mes de salarios. Si el BCV emitiera más dinero para generar más ingresos artificiales, la hiperinflación sería tan gigantesca que el mismo Estado se estaría autodestruyendo, aunque va en esa dirección.
La última fuente de financiamiento de Miraflores, prácticamente ha llegado a su fin, emitir bolívares. Mientras tanto, una buena parte de la sociedad venezolana, se desprende de esa economía que cada día se hunde, bajo el signo del bolívar y migra a las operaciones en divisas extranjeras, en una economía paralela. No están lejos nuevas reformas en materia monetaria, ya ni siquiera al Ejecutivo le funcionan los bolívares. El Estado colapsa junto con la moneda local.
Una característica importante de la mayoría de las criptomonedas como el bitcoin es que tienen un límite de unidades, a diferencia del dinero tradicional que es ilimitado y que es inflacionario, perdiendo valor en el tiempo. Por ejemplo, solo existirán 21 millones de Bitcoin. En consecuencia, solo puede llegar a haber un número limitado de unidades en circulación. Esta limitación produce “escasez” de este medio de pago virtual, lo que le da un valor añadido.
ResponderEliminarOtras monedas, además de tener un límite, incluso tienen programado ser "quemadas" o "destruidas" por parte de quien las creó o la empresa que las gestiona. Esto provoca que sean deflacionarias, lo cual incentiva que las personas o inversores que las poseen prefieren mantenerlas ante el potencial aumento de su valoración en el tiempo. Este es el caso de Ethereum 2.0