Por Alex Vallenilla / @alexvallenilla
Los norteamericanos miran las gigantescas reservas petroleras mencionadas, porque están en su ámbito regional y los costos de producción son menores que los de esquistos.
Una economía mundial enfriándose y una alta oferta de petróleo por
parte de EEUU, Arabia Saudita y Rusia, harán que los precios del hidrocarburo
sigan a la baja. La caída del precio del
petróleo se convierte en un factor que puede obligar a acelerar el cambio
político en Venezuela. actualmente el petróleo WTI, cotiza en 56,55
dólares.
La salida de Libia, de Venezuela y una parte de la producción de Irán,
del mercado mundial de petróleo, no ha significado que los precios suban. La razón
es que los sauditas, rusos y norteamericanos mantienen las bombas a toda marcha.
El caso de EEUU es muy particular. En Texas, la producción de petróleo
de esquistos sigue aumentando el volumen. Los
norteamericanos bombean más y ahora exportan petróleo, pero los productores no
convencionales lo hacen gracias a un artificio financiero.
Se infla una burbuja
La producción de esquistos no es lo suficientemente rentable para
sostenerse a menos que el precio del petróleo esté sobre 80 dólares. Gracias a las tasas de interés cerca de 0%,
y la emisión de dinero de la Reserva Federal para mantener a flote a los bancos
norteamericanos, los petroleros no convencionales producen usando el
endeudamiento.
La deuda del sector ya supera los 200 mil millones de dólares. Los productores
se encuentran encerrados en una situación incómoda. Para honrar los créditos, aumentan el bombeo, para compensar por
volumen, pero esto al mismo tiempo hace que el precio del petróleo siga
bajando.
Cuando el precio del petróleo cae, para evitar cerrar las operaciones,
los petroleros de esquistos, recurren a más endeudamiento, todo esto, dentro de
un círculo vicioso.
Crisis previsible
En algún momento la situación se hará insostenible, porque el aumento
desmedido de la oferta hará que los precios caigan. Esas operaciones sólo
podrían extenderse si hay más crisis en países petroleros, como sucede en
Venezuela, Libia e Irán. Tarde o
temprano, cuando los precios no den para cubrir las operaciones y tampoco para
pagar el altísimo endeudamiento, hasta allí habrá llegado el petróleo de
esquistos.
Echar mano de Venezuela
El trasfondo de la actual crisis venezolana, son las gigantescas
reservas de petróleo en la Faja del Orinoco y su relación con la cuenca
petrolífera de Guyana-Surinam. Por una parte Rosneft, la petrolera rusa, avanza
en el lado venezolano, por la otra, Exxon Mobil en Guyana. Son las principales
compañía de EEUU y Rusia.
El régimen de Nicolás Maduro
está actualmente sancionado por EEUU, mientras Rosneft lleva adelante
operaciones, con licencia del Departamento del Tesoro. En el pulso
geopolítico y económico, ambos países, a través de sus compañías, debaten el
futuro energético de la nación sudamericana, así como el de su política o
democracia.
Guyana reclama el Esequibo, con apoyo de Exxon Mobil. En los bloques
petroleros ya explorados hay varias naciones y empresas, incluyendo a los
chinos. Rosneft ha sido punta de lanza
para presionar a un sector de EEUU, de modo que los norteamericanos se retiren
de Ucrania y así estos minimizar su presencia en Venezuela.
Una ex funcionaria del gobierno de Donald Trump, declaró en EEUU en un
interrogatorio sobre el “impeachment”, que desde Rusia se hizo la propuesta de
cambiar a Ucrania por Venezuela, pero que los norteamericanos no aceptaron.
Una salida en desarrollo
El presidente de EEUU, Donald Trump, en su cruzada contra China, ha
declarado una guerra comercial, que tiene efectos de recesión sobre la economía
global. Pero el mundo tiene una crisis adicional, que es la del alto
endeudamiento, las tasa de interés negativas y la emisión de dinero.
Los norteamericanos miran las
gigantescas reservas petroleras mencionadas, porque están en su ámbito regional
y los costos de producción son menores que los de esquistos. La caída del
precio del petróleo conduce al cierre de los productores no convencionales, que
dejaría a los sauditas y rusos, como únicos “amos” del mercado energético
global.
El desplome de los productores
de esquistos, con países de la OPEP, sin capacidad de producir, haría rebotar
los precios del petróleo a tasas record, lo que generaría otra crisis
mundial, junto a la que ya existe en desarrollo con la deuda y el dinero
fiduciario.
Producir la salida de la crisis
venezolana, para tomar el control del petróleo en Venezuela, se convierte en
una prioridad para el sector petrolero norteamericano que apoya a Trump. En esto
hay negociaciones con los rusos y visto como Rusia acepta la presidencia
encargada de Jeanine Añez en Bolivia, queda claro que los acuerdos están
avanzando.
Cambio económico primero
En Venezuela se desarrolla un cambio económico. El régimen de Nicolás Maduro, bajo mandato de los rusos, ha liberado el
dólar, los precios, las importaciones y exportaciones, ahora entra en el
terreno bancario al liberar las tasas de interés de los créditos comerciales.
Aunque la situación económica aun es difícil para las mayorías, el
desabastecimiento se ha reducido, el sector privado paga mejores salarios, la
hiperinflación, que persiste sigue desacelerando. La Asamblea Nacional reportó
una inflación interanual de 24.000%, pero que el mes pasado estaba en 165.000%.
Lo anterior indica, que se prepara el terreno para crear condiciones económicas
para abordar el cambio político. Rusos y norteamericanos coinciden en que la
economía de Venezuela debe ser libre, aunque todavía falta lo esencial, las
privatizaciones.
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