Por Alex Vallenilla / @alexvallenilla
Maduro necesitaba cambiar la AN para dar el siguiente paso: las privatizaciones. Deslastrarse de las empresas estatales, entregándolas de nuevo al capital privado.
El próximo 5 de enero de 2021, se instalará la Asamblea Nacional (AN) recién electa, en un proceso cuestionado por los partidos políticos venezolanos. También un conjunto de países que apoya a la oposición, ha declarado que no reconoce como legales o legítimas, tales elecciones. Sin embargo, se trata de posturas políticas, hasta ahora.
La próxima AN ahora con una mayoría chavista/madurista, llega en un momento que el actual mandatario, Nicolás Maduro, necesita destrancar. Desde finales de 2018, iniciada una reforma cambiaria y de liberación de precios, los pasos dados en ese sentido, van a continuar. Venezuela se encuentra con muy pocos ingresos en moneda extranjera, sin inversiones importantes, en impago de deuda externa y con sanciones petroleras y financieras.
Situación adversa
Un Parlamento enfocado a resolver problemas, tendría como prioridad buscar respuestas a esas situaciones. La AN que sale, propuso a los venezolanos cambiar el gobierno, y fracasó en ese objetivo, no propuso alternativas para resolver los aspectos señalados y cierra en una situación más conflictiva.
Maduro se encuentra también en una situación muy adversa, con acusaciones de todo tipo, sin reconocimiento internacional en buena parte de Occidente, sin acceso a mercados financieros y con una relación con países como China, Rusia, Turquía e Irán, altamente cuestionados por los occidentales.
Renegociar deuda
Existe un vencimiento de deuda externa de alrededor 65 mil millones de dólares hasta ahora. Las sanciones de Estados Unidos no permiten que haya negociaciones, compra y venta de los bonos. Al mismo tiempo los tenedores de deuda no pueden cobrar a Venezuela, o ejercer demandas para embargar activos.
La AN saliente, nunca tomó este tema como elemento político, siendo el Parlamento el que tenía el poder producir una renegociación, la dirigencia opositora no usó esta herramienta, que le pudo servir para establecer negociaciones con el gobierno de Maduro y con factores extranjeros. En el marco de una reforma económica en desarrollo, es altamente probable que el chavismo/madurismo si use tal situación, para intentar ganar espacio en el tema financiero internacional.
La situación del endeudamiento y la renegociación, ha estado en revisión por el Ejecutivo. La administración Maduro ha establecido contactos con tenedores de deuda y han asomado diversas propuestas, las cuales no se han concretado. Pero esto indica que, sin duda, tal herramienta tendrá fuerte implicaciones en 2021, para buscar una mejor posición en el tema político internacional.
Agotamiento
La crisis económica de Venezuela tiene varios fundamentos. La desconfianza no permite nuevas inversiones, las sanciones también lo impiden. Esto, junto a una economía mal gestionada, la enorme corrupción y la falta de productividad interna, solamente le ha dejado a Maduro una herramienta financiera: emitir bolívares.
La emisión de bolívares ha funcionado para mantener subsidio de gasolina en el tiempo, y financiar el gasto público. Pero esa herramienta ha perdido efectividad, puesto que ha producido la peor hiperinflación en el planeta. Con el aumento del precio de la gasolina, el impacto de emisión de dinero comienza a perder fuerza y la hiperinflación ha desacelerado desde 2018, debido a que el componente de recesión entra en vigor.
Sin embargo, todavía no es suficiente. La administración Maduro todavía mantiene un Estado muy grande, una burocracia gigantesca y empresas estatales que generan pérdidas y obligan a emitir dinero para mantenerlas.
En el giro que está dando el chavismo/madruismo, se percibe nuevas situaciones. Por las sanciones extranjeras la banca privada protagoniza el sistema cambiario venezolano. Con la liberación de precios, algunos grupos económicos han dado nuevos pasos y se evidencia en nuevas situaciones que se producen en la Bolsa de Valores de Caracas, con nuevas emisiones de deuda en dólares, acciones de empresas y nuevas salidas a mercado, nunca visto en 20 años.
Privatizar
Maduro necesitaba cambiar la AN para dar el siguiente paso: las privatizaciones. Deslastrarse de las empresas estatales, entregándolas de nuevo al capital privado, significa reducir la carga presupuestaria estatal y por supuesto la emisión de dinero para sostener artificialmente tales operaciones. Hay datos que señalan que empresas chinas están muy interesadas de hacerse del sector eléctrico venezolano, del sector de telecomunicaciones y parte de las petroleras.
Burocracia y corrupción
El personal público tendrá que ser reducido. Las nóminas públicas en Venezuela son muy altas y todavía acumulan mucho personal. En la mayoría de entes regionales y locales, existe personal que ya ni siquiera permanece en sus puestos de trabajo, pero las nóminas siguen activas y abultadas, siendo esto un foco de corrupción y de alto gasto, que contribuye a más inflación y devaluación.
Para todo lo anterior, Maduro tiene que resolver la situación extrema adversa de las sanciones, lo conlleva a negociaciones con factores extranjeros.