Por Marcial Barrios / @ECO_NOTICIAS
Hoy vemos como el pueblo “domado” ha cambiado su carácter rebelde, por el pueblo sumiso que prefiere hacer colas humillantes que le aseguran un “producto regulado”.
Los signos de la economía venezolana son evidentes, amplias colas colmadas de gente en la búsqueda de productos regulados, fuerte escasez de productos de salud y farmacia, déficit de dinero fiduciario que muestra grandes bloques de billetes para pagar productos no suntuosos.
Acciones militares en la frontera para controlar el contrabando y el tráfico de billetes que supuestamente controlan el precio de la divisa en Venezuela que no ha traído sino el incremento del dólar paralelo.
Un pueblo empobrecido que trata de subsistir con un salario mínimo que escasamente llega a los 30 dólares mensuales y un aparato productivo deteriorado que cada día le cuesta más producir por el asfixiante control, amenazas, expropiaciones, ocupaciones, confiscaciones, delincuencia, imposición de trámites burocráticos y muchas otras cosas más que buscan enlentecer la actividad comercial y el desarrollo humano.
A todas estas situaciones se le suma la masiva emigración de profesionales, técnicos y obreros que han decidido dejar su patria para buscar mejores destinos en países de todo el mundo, lo cual afecta notablemente el desempeño y evolución de nuestro país ya que gente capacitada que ha trabajado por la excelencia ya no pondrá su granito de arena en Venezuela sino en otro país.
Este coctel de situaciones ha sucedido en otros países del mundo donde las cúpulas políticas y castrenses gobiernan el país como si les perteneciera trayendo pobreza y desolación en las familias que quedan desperdigadas y muchas veces no vuelven a reunirse.
Las consecuencias humanas
Sabiendo que PDVSA es la única fuente de ingreso que mantiene al país y que su producción anual de unos 900 millones de barriles lo que equivale a 36.5 millones de dólares lo que implicaría unos 1200 dólares por persona si lo dividimos entre 30 millones de habitantes. Pero no todos esos dólares les llegan a cada habitante porque se destinan más de la mitad para obras, insumos, mantenimiento, etc. Esto implica que quedarían solo 600 USD por persona es decir unos 1,6 USD diarios. Pero como todos sabemos la riqueza no se distribuye igualitariamente y esto trae como consecuencia que cada venezolano si acaso reciba 1 dólar diario para vivir.
Entonces tenemos el cruce de inflación e índices de crecimiento de Venezuela que han caído y es lamentable que un humano gane menos de un dólar al mes para subsistir, ya que esto le lleva a una situación de vulnerabilidad total que lo posiciona en los márgenes de la esclavitud. Donde es capaz -por la pobreza que lo aqueja- de tomar decisiones desesperadas en las que se incluye el robo y la prostitución.
Mirando más allá en el futuro, podemos ver como los países que han sufrido esta caída en su poder adquisitivo comienzan alimentarse de forma deficitaria trayendo como consecuencia una generación menos nutrida afectando inclusive el desempeño intelectual.
El empobrecimiento masivo crea las condiciones para que aquellos que manejan el capital o la renta petrolera (oligarquía gubernamental) manejen a la población de manera esclavisante, amenazándoles constantemente con quitarles los subsidios si no los apoyan. Hoy vemos como el pueblo “domado” ha cambiado su carácter rebelde, por el pueblo sumiso que prefiere hacer colas humillantes que le aseguran un “producto regulado”.
Pero en la historia de la humanidad los esclavos se han rebelado al amo y siempre han logrado la libertad porque se han enfocado en valores más preciados que las migajas que el amo les entrega. Lo que indica que entre más se oprima y humille a un pueblo más cerca se está del cambio aunque esto no implica en su totalidad el cambio de la oligarquía de poder, pero si en sus decisiones.