Se trata de una situación que siendo un mal extremo para la sociedad,
tal vez sea el factor que catalice la salida definitiva del poder del
chavo-madurismo, no hay gobierno en el mundo que haya sobrevivido a una
hiperinflación, salvo Zimbabue por condiciones especiales que no están dadas en
Venezuela
Por Alex
Vallenilla / @alexvallenilla
Venezuela está en las puertas de la hiperinflación, la reciente subida
de precios, producto de que Pdvsa ha realizado pagos en bolívares a sus
proveedores, estos se han volcado de inmediato a comprar dólares en los
mercados no autorizados, así como la incertidumbre generada por la Asamblea
Nacional Constituyente (ANC), golpean los indicadores venezolanos en todos sus
sectores, la población percibe como los precios se están duplicando cada
semana, mientras la administración Maduro, sin recursos suficientes, con un
país con su aparato productivo destrozado, sin ingresos, con sanciones
económicas a personeros del gobierno, que afectan llevar adelante operaciones
internacionales, con una guerra interna de facciones del PSUV, que no permite
llegar a acuerdos para implementar medidas económicas correctivas y que la
situación mejore, la economía da pasos agigantados para entrar en la
hiperinflación, que según algunos expertos podría ser una de las peores
registradas en la región.
Según el economista Asdrúbal Oliveros, en los últimos tres meses la
subida intermensual de la inflación se ubica en 29,1%, según teorías económicas
más usadas, al llegar a 50% mensual, durante 12 meses, se está técnicamente en
hiperinflación.
Lo que vive el venezolano ya es algo similar a lo ocurrido en otras
economías que han sufrido la hiperinflación, aunque este caso tiene la particularidad
que los ingresos de los ciudadanos no aumentan según suben los precios, además
la situación de desabastecimiento y caída de la producción interna, son un
complemento que hacen la situación mucho más crítica y difícil.
En apenas un par de semanas, el precio de la carne saltó de 15 mil
bolívares el kilogramo, hasta 40 mil bolívares. Se especula entre los
consumidores que un cartón de huevos llegue a costar en pocos días al menos
unos 100 mil bolívares y el precio de la harina de maíz, por kilo, en 30 mil
bolívares. El precio de la ropa, los muebles, artículos electrónicos, teléfonos
celulares, vehículos, son inaccesibles para una población cuyos ingresos no
alcanzan a más de 80%, ni siquiera para comer. En Caracas se ven personas que
viven a orillas del río Guaire, que mantienen como oficio, tamizar los residuos
del río para conseguir joyas y piezas de valor que han caído por drenajes,
personas que quedaron en pobreza crítica, que luego deben buscar en
contenedores de basura, restos de alimentos de restaurantes, panaderías y
abastos, para lograr alimentarse.
La crisis y el cambio político
La espiral alcista de precios, no se va a detener, llegará a extremos
insospechados, mientras la población espera pacientemente la realización de
elecciones regionales, que señalaría nuevos caminos y permitiría a la comunidad
internacional, una vez conocidos los resultados, abrir una nueva fase de
presión y negociaciones, para acelerar las elecciones presidenciales y terminar
la crisis política de manera civilizada, produciendo un cambio en las
estructuras de poder nacional y dar paso a un proceso de reconstrucción.
La subida de precios se estima en al menos 1.400% al finalizar 2017,
según nuevas revisiones de distintos entes analistas y economistas del país.
Aunque la realización de elecciones regionales, que según las estimaciones
entregaría al menos entre 18 y 20 gobernaciones a los factores democráticos,
podría permitir bajar la presión a la carrera alcista de precios, y del dólar
paralelo, que es con el que a final de cuentas, la mayoría, incluyendo a
factores del oficialismo, calculan sus costos operativos, sin embargo la
incertidumbre nacional se mantendrá, mientras no haya medidas económicas que
cambie esto.
Hasta ahora no hay una política económica para cambiar esta realidad.
Mientras el madurismo y las facciones chavistas que le enfrentan internamente,
sigan medrando de lo poco de la renta petrolera, al mantener el acceso a
divisas preferenciales, un “negocio” de gigantescas ganancias para estos
sectores, no habrá medida económica que se aplique, o que se acuerde entre los
bastiones “rojos”, hay que recordar que quien ahora es candidato a la
gobernación de Anzoátegui, Aristóbulo Istúriz, siendo vicepresidente dijo
públicamente que si se eliminaba el control de cambios, los tumbaban del
gobierno. Ha sido imposible en lo interno de la administración Maduro que se
decida qué hacer con la grave situación, que cada día se hace insostenible, les
hace perder ingresos, por la misma inflación y no tienen manera de alcanzar
negociaciones con los sectores productivos y políticos en Venezuela, para
lograr algún consenso debido a las posturas radicales que existen en muchos
sectores oficialistas.
El ámbito internacional mantiene cercado al oficialismo, la ola de
sanciones a personeros del gobierno, cuestionados por corrupción, con fondos y
bienes congelados en el extranjero, se ha extendido de lo personal a lo estatal,
debido a que muchos funcionarios ya no pueden representar a la República, en
negociaciones con factores extranjeros, si no existe la aprobación de la
Asamblea Nacional (AN), a lo que se le denomina en el léxico común, “las
sanciones” y los pesuvistas le llaman “el bloqueo” para efectos de propaganda
política.
En medio de todo lo anterior, la administración Maduro sigue la misma
dirección, emitiendo dinero y ahora viene a insertar nuevos elementos, que
hacen del bolívar, una especie de moneda ya rara en el mundo. No sólo
físicamente en la práctica casi no existe, sino que ahora pasará a ser un
mensaje de texto. Ante la debacle de la liquidez, que paradójicamente mientras
más aumenta, menos alcanza o menos disponible hay físicamente en los bancos, se
asoma una propuesta de pagos con teléfonos, usando mensajes de texto, en esto
quedaría reducida la moneda venezolana, en una especie de activo electrónico,
soportado por las precarias telecomunicaciones que ahora tiene el país, una
plataforma en crisis, que un mensaje de texto al ser enviado, llega al otro
día, si hay señal buena.
Crisis nunca vista
El desastre y el camino hacia una situación más compleja, que es decir
demasiado, al tener conciencia de la actual, se acelera, al cerrar septiembre
de este año, la liquidez monetaria (M2), indicador que permite saber hacia
dónde se dirige la “política monetaria” de Maduro, ha cerrado con otra alza
record, de 533,92%, es decir, se ha sextuplicado la cantidad de dinero
circulante y a pesar que hay seis veces más, a los trabajadores venezolanos,
les alcanza cada vez menos.
La M2 llegó a la cifra histórica de 42,3 billones de bolívares,
mientras en septiembre del año pasado, era de 6,6 billones de bolívares. Al
mismo tiempo las reservas internacionales, volvieron a sufrir otra caída
anualizada de -17,49%, al cerrar en 9.929 millones de dólares. Es decir se
mantiene la tendencia de aumento de oferta del dinero venezolano y grandes
proporciones y una caída sostenida de las reservas internacionales con un
promedio mensual de -20,17%. Toda esta situación ha hecho que los precios de
los bienes y servicios se disparen como nunca se había visto en Venezuela, un
país petrolero con hiperinflación, es tal vez una marca que no se verá nunca,
sólo queda determinar qué tiempo durará la hiperinflación venezolana y si esta,
producirá definitivamente el cambio político, tal como ha ocurrido en todos los
países que han sufrido hiperinflación, aunque como señala el analista Asdrúbal
Oliveros, no fue igual en el caso de Zimbabue. 21/10/2017
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