Por Alex Vallenilla / @alexvallenilla
Los excesos de los bancos
centrales y la banca de inversión bajo el modelo de Reagan y Tatcher, producen
reacción social en el mundo entero y asoman un caos generalizado en muchos
países.
El mundo según Ronald Reagan y Margaret Tatcher se derrumba. Surge un
mundo según Trump, Putin y Xi Jiping. A finales de los años 90’ se derogó la
Ley Stegall-Glass, una ley promulgada por Roosevelt en EEUU en 1933, para
enfrentar los efectos de la crisis económica surgida con el colapso financiero
en Nueva York en 1929.
¿Qué tiene que ver eso con la ola de protestas esparcidas en los
países emergentes? Los recientes eventos
en Quito, Beirut, Santiago de Chile, Valparaiso, el nuevo levantamiento de los
catalanes, Hong Kong, París, son la reacción de las sociedades, a los abusos y
excesos de la emisión de dinero de los bancos centrales, de las tasas de
interés negativas, del altísimo endeudamiento soberano y corporativo.
Cómo comenzó
En los 80’ los banqueros norteamericanos comenzaron a cabildear para
que la Ley Stegall-Glass fuese derogada. Esta ley no permitía la fusión de la
banca comercial, con la banca de inversión. La banca comercial sólo tenía
funciones de mantener cuentas de ahorro, hacer préstamos con garantías.
La banca de inversión podía arriesgar el capital, pero no de los ahorristas
o de fondos de pensiones, sino de los socios o dueños y a través de
instrumentos de participación, de quienes a conciencia arriesgaran sus
capitales personales.
Al derogar la mencionada ley,
la regulación bancaria desapareció y surgió el modelo del “banco universal”.
Entonces los banqueros podían usar los ahorros y los fondos de pensiones en
inversiones especulativas de alto riesgo. Crear derivados financieros, e
inundar los mercados de instrumentos para especular con todo tipo de indicador
económico. Usar el apalancamiento sin control de manera irresponsable.
Las crisis financieras
La desregulación creó la crisis asiática, la crisis mexicana, la
crisis de las “puntocom”. La Reserva Federal tuvo que reducir las tasas de
interés cuando la burbuja tecnológica en 200-2001 y desde entonces, se crearon
las condiciones para la crisis hipotecaria de 2007-2008.
La desindustrialización de EEUU
Los norteamericanos bajo la visión demócrata, produjeron que EEUU se desindustrializara.
Las principales industrias de ese país
se mudaron a China, porque era más rentable pagar un dólar diario a los chinos,
que ocho dólares por hora a los norteamericanos. Los demócratas crearon las
condiciones para que las tecnológicas y las financieras, fueran las bases de la
economía estadounidense.
Pero surgió una economía ficticia, de papel, de especulación, de
derivados financieros, no de trabajo real.
Entonces llega Donald Trump al poder. Trump ha sido duro crítico de las tecnológicas y las financieras, por
lo tanto del neoliberalismo. Con una visión neomercantilista crea
condiciones para que el sector energético sea el protagonista.
Los bancos centrales mientras
tanto, inundan al mundo con dinero fácil. Les ha tocado rescatar a los bancos
privados. Para evitar una debacle mayor o más bien para posponer la crisis
global, rescatan al sector financiero norteamericano y europeo, que fueron
quebrados con los excesos de la burbuja hipotecaria.
El falso crecimiento económico
Los bancos centrales crean también condiciones para que surjan las
tasas de interés negativas y crean la ilusión del crecimiento económico. Un ejemplo
es el alza del valor de las acciones de empresas telefónicas, que han pedido
préstamos a la banca, con tasas en 0%, recompran sus propias acciones y estas
suben de precio, entonces le dicen al mundo que “hay crecimiento económico”,
pero no porque estén vendiendo más teléfonos, lo mismo ocurre en otros
sectores.
Guerra de divisas
La emisión de dinero genera presión cambiaria. Los bancos centrales de
otros países tienen que defenderse. En los países con unidad monetaria, tienen
que hacer ajustes, entonces surge el desastre que se viene posponiendo desde
2008.
En América los países que
sienten los efectos, son los más frágiles, en Centroamérica y en Suramérica. En
Europa, se siente en los países PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España).
Una muestra de ello es que Deutsche Bank está en un proceso de quiebra
controlada, siendo rescatado de manera silenciosa. Los banqueros centrales rescatan
bancos, pero el rescate lo pagan los contribuyentes. La quiebra de los bancos
italianos, la depresión de Grecia. Por eso los ingleses quieren cerrarse con el
Brexit.
La reacción social
Entonces países como Ecuador y Chile, el primero dolarizado y el
segundo con una economía muy ligada a la “financiarización” global, tienen que
hacer ajustes como aumentar la gasolina y los pasajes, porque no hay forma de
mantener la “ilusión” de la estabilidad. Se desatan el caos y la histeria, tras
la reacción social.
Es obvio que los sectores políticos se involucran en esto y no
faltarán los agitadores de masas contrarios a los gobiernos de turno. Una sociedad
que pierde la estabilidad en la que confía, reacciona de tal manera. Eso ha
ocurrido en Latinoamérica una y otra vez.
La ingenua propaganda chavista
Entonces aparece el debate político. Torpemente sectores que se
identifican como contrarios al régimen de Nicolás Maduro, desde Venezuela,
aseguran que todo se trata de una expansión del chavismo, del foro de San Pablo
y ahora de un nuevo invento llamado el “Grupo de Puebla”.
El chavismo no pasó de ser un vulgar movimiento clientelar, sostenido
por la renta petrolera, en decadencia una vez acabados los jugosos ingresos.
Lo anterior hay que aclararlo. No
hay mejor propaganda gratuita que le hacen a Maduro, desconocido por Occidente,
como ahora un “líder” capaz de revolcar a los pueblos latinos, donde tiene
rechazo rotundo. Desde el punto de vista de discurso político, se trata de una
torpeza, puesto que Maduro ha salido a decir “sí, yo soy el que tiene todo esto
revuelto”. Quisiera Maduro que fuese así.
El otro aspecto, es la manipulación. No decir a la población lo que
realmente está ocurriendo con la economía global, que los excesos de la
desregulación bancaria y de los bancos centrales están destruyendo la economía
de muchos, es una irresponsabilidad y una muestra de las viles intenciones de
estos sectores, que se identifican de “derechistas”.
Nadie quiere asumir que el sistema se agota y se derrumba. Así como
los venezolanos no creían que se terminaba la renta petrolera que sostenía
ilusiones como el cupo Cadivi.
China, EEUU y Rusia
China ha adoptado la tecnología que EEUU le transfirió desde que mudó
sus industrias a ese país. Ahora es líder en inteligencia artificial y
telecomunicaciones. La guerra de aranceles de Trump, ha obligado a que muchas
empresas de China, se muden a países vecinos, es decir, la transferencia
tecnológica se sigue expandiendo. China responde con la Ruta de la Seda 2.0.
Rusia, que mantiene una postura antiestadounidense desde que Barack
Obama aplicó sanciones, lleva adelante un programa de compra de oro, en su
carrera contra el dólar. Además, está presente en países emergentes, con
campañas virtuales, ayudando a la agitación de masas, ante los errores del
sistema clásico que Reagan y Tatcher dejaron y que ahora está colapsando por la
corrupción de la banca de inversión global.
EEUU, con Trump al frente y detrás de este las compañías petroleras,
saben lo que se avecina, por eso es importante controlar al sector energético y
evitar el colapso. Por eso Libia,
Venezuela e Irak, quedan prácticamente fuera del mercado petrolero mundial.
Por eso Venezuela podría terminar perdiendo Citgo y Pdvsa quedar totalmente
desmantelada y privatizada en pequeños trozos.
Trump respondió a sus asesores, cuando le aseguraron que para 2024,
sería insostenible la deuda, mantener el valor de las monedas de los
principales países y evitar una catástrofe: “Cuando eso pase, ya yo no seré
presidente de EEUU”.
El mundo ha entrado a otra era, y la convulsión social que se ha visto
en los últimos días, que correspondía a 2008, que fue pospuesta por Obama
cuando sucumbió ante los banqueros para que fuesen rescatados, seguirá
ocurriendo en los países emergentes, porque los ajustes, serán necesarios o el
mundo entero se volvería inviable, sería algo comparable, a la crisis de los
venezolanos con Maduro en el poder desde 2014.
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