Por Richard Casanova / @richcasanova
En el marco del festival literario de Nantes, el novelista Yuri Andrukhovych recordaba la suerte de Ucrania, una historia repetida que muestra la ironía de ser la joya de la corona. Pobre gran país, apetecido con enfermiza gula desde el tiempo de los zares, la misma que han mostrado los Castro por nuestra asediada Venezuela desde los años 60.
Recordaba el autor de la “Moscoviada” que Ucrania ha vivido con el riesgo permanente de la codicia imperial, el dictador Viktor Yanukóvich fue sostenido en el poder para preservarle -no como un aliado- sino como un país dócil, servil y subordinado a los intereses rusos. A la caída del tirano ante rebelión popular del Maidán, quedó al descubierto la obscena corrupción que amparaba aquel concubinato. No será necesario hablar de las similitudes con el régimen cubano-militar que hoy pisotea a Venezuela.
Contaba el célebre escritor que la gente no salía de su asombro al descubrir -con el fin de la dictadura- las cuantiosas fortunas en Dólares y Euros, incluso toneladas de lingotes de oro escondidos en las mansiones de los altos jerarcas. Se develó la insaciable voracidad de quienes hablaban a favor del pueblo pero solo les interesaba acumular poder y atesorar riquezas.
Al leer esta cruda realidad, no pude evitar pensar en el oro que posiblemente desapareció de los sótanos del BCV o en las astronómicas cifras del despilfarro, la corrupción y del endeudamiento en nuestro país. Un verdadero asalto al Tesoro Nacional. Algo que sólo puede generar indignación y cierta frustración ante la impunidad con que opera la burocracia del PSUV.
Este relato nos permite inferir que quienes han desangrado a la Nación harán todo lo posible por preservar el poder. Pero un gobierno decadente y atrapado en sus propias contradicciones no tendrá muchas posibilidades, así que "todo lo posible" se resume en repetir la folclórica tesis del golpe y el magnicidio, trillada durante 15 años y cacareada hoy para ocultar el desmadre y evadir su responsabilidad. "Todo lo posible" es nada, cuando un pueblo decide empinarse por encima de la barbarie, tal como se demostró en San Cristóbal y San Diego.
Ya nada pueden hacer: el fracaso, su credibilidad y la caída en las encuestas muestran una tendencia irreversible, como diría la inefable cofradía del CNE. Se robaron todos los reales y ahora disfrazan como relanzamiento el desmontaje de las misiones, el pueblo paga los platos rotos. Maduro nada puede hacer, salvo seguir mintiendo y montar ollas puyando teléfonos y hackeando correos, mostrando así la naturaleza delictiva de los cubanos que gobiernan al país. Será inútil, ya nadie les cree. La opulenta cúpula oficialista ya no puede ocultar la podredumbre, ni excusarse! La tendencia es también irreversible: el país se torna inviable y el cambio se siente impostergable, se hace indetenible.