En Venezuela hay una Primavera
en pleno desarrollo. Que la masa de manifestantes y marchistas, tengan en la
juventud venezolana a la inmensa mayoría, es muestra que hay una Primavera una
revolución, de verdad. Al mismo tiempo, es la confirmación del rotundo fracaso
del socialismo del siglo XXI, del chavismo, de la locura que el desvariado
comandante militar del 4F le vendió al país, en medio del deslave de los
partidos políticos tradicionales, a final del siglo pasado, apalancado por
supuesto, con los altos precios del petróleo, en uno de sus ciclos de bonanzas
más altos en la historia, hasta ahora, despilfarrado por la corrupción.
La calle ha sido tomada por
la juventud, que valiente y conscientemente confronta a las bandas delictivas,
mercenarios contratados por diversas facciones del régimen para disparar,
maltratar, golpear, atacar residencias, destruir e incendiar vehículos en
estacionamientos de conjuntos residenciales, detener, usar vilmente ambulancias
para transportarse y tomar por asalto, con la sorpresa a los manifestantes que
al ver un vehículo de emergencias, se aparta para que pase, en su buena fe,
promover como infiltrados, el saqueo y el vandalismo para desvirtuar la
protesta del pueblo venezolano, por cierto, saqueos controlados, por ahora,
como parte del botín que se les permite a la banda mercenaria, tomar como
premio.
Esa juventud, que se puede
denominar desde ya como la generación del 2017, resiste no sólo al salvajismo
criminal de la avanzada para los trabajos sucios, sino la represión masiva de
la policía y la guardia nacional, que en muchas ocasiones actúa junto a los
hampones, según la cantidad de testimonios y videos como pruebas fehacientes
que abundan en las redes sociales. Lo hace porque ya es consciente de lo que
ocurre.
Se trata no sólo del
estudiante universitario, la Primavera se fortalece con la entrada al conflicto
de los estudiantes de bachillerato y es que el hambre, la escasez, la altísima
inflación, la mengua en los hospitales, son mucho más fuertes que una
“canaimita”, una “tablet”, nada de esto último le ha valido al irresponsable
régimen, para evitar que el reclamo social sea acompañado por un sector que
tiene una fuerza en las calles, visto que la enorme mayoría de heridos y
fallecidos por la represión, está entre los 17 y 25 años.
Es una avanzada que no se
detendrá, se trata de una juventud que sabe y tiene asimilado que con el
chavomadurismo, no tienen futuro. Se trata de masas que sufren los efectos de
la crisis social y que reaccionan, a pesar que en los liceos, el abrumador
ataque de directores de liceos, chavistas, muchos que ni siquiera saben leer un
documento, junto a las autoridades de las zonas educativas, no les permiten
organizarse en centros de estudiantes, como en los años 70, 80 y 90. Los
manipulan, los engañan y los tratan de convencer con “espejitos”.
Esta juventud está decidida
a que Nicolás y su banda salgan del poder. Se han convertido en una base, han
creado un propio código de lucha, tienen su propio mecanismo de convocatoria,
no le tienen miedo a policías, confrontan a los mercenarios del régimen, que
son “valientes” en bandas, con pistolas y acompañados por policías. Es una
rebelión, abiertamente. Se multiplican, y tienen un discurso político muy
profundo: No quiero ver más a mi mamá, sufriendo para darme de comer. Nicolás,
perdiste. 10/05/2017
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