Su Santidad debe exigir al chavomadurismo que cumpla con los términos
del diálogo que ya se hizo, y con los que Maduro y su banda se burlaron en la
cara del Santo Padre
Por Alex
Vallenilla / @alexvallenilla
Al Papa Francisco hay que comenzar a hablarle en venezolano y decirle:
“usted está más pelao’ que rodilla e’ chivo”. La Unión Europea y El Vaticano,
han insistido una y otra vez que la situación en Venezuela de resolverse otra
vez con un “diálogo”.
Eso es fácil decirlo, cuando quienes lo hacen, tienen seguras las tres
comidas diarias y si tienen alguna afección, disponen de médicos bien pagados,
medicamentos, insumos y atención. Esos aspectos básicos no están garantizados
en Venezuela. Pero más allá de las carencias, el Papa Francisco, no termina de
asumir que tanto Raúl Castro, como Nicolás Maduro, se han burlado de él, de El
Vaticano, y sin ánimos de ofender, otra vez en venezolano, su Santidad, que se
ha metido a mediador político, ha
quedado ante toda Venezuela y ante todo el mundo, como “un soberano pendejo”. En
Venezuela se dicen las cosas así, cuando alguien no entiende, no es una ofensa.
En Venezuela ya hubo “diálogo”, los partidos políticos, que
advirtieron, que asumirían el costo político, de sentarse a dialogar con los
chavomaduristas, fueron y asistieron a esa chacota, que su Santidad se permitió
montar, en ese cónclave se hicieron discusiones, que la banda estafadora, la
del chavomadurismo, calculó, les ayudaría ganar tiempo, y lo lograron, pudieron
evadir el referendo revocatorio, que de haberse hecho, hoy Venezuela estuviera
en el rumbo de la recuperación, pero no, gracias a esa “ayuda” del Papa
Francisco, ahora estamos en una situación peor, calamitosa, con el hambre en
crecimiento, con el país alzado y en caos por los cuatro costados, con
represión, muertes, heridos, saqueos, incendios y demás. Quedará en la historia
así, Venezuela nada tiene que agradecerle al Papa Francisco, muy al contrario a
los obispos y curas venezolanos que si entienden del asunto y están allí,
ayudando en la pelea.
Ese “diálogo”, arrojó unos términos de acuerdos, que incluso la
oposición se permitió que en el manejo del lenguaje, se cambiara el término de “presos
políticos”, por “personas detenidas”, un asunto de forma, a final de cuentas. Se
debió liberar a los presos políticos, permitir el canal humanitario, publicarse
un cronograma electoral que se cumpliera, sacar a la Asamblea Nacional (AN) de
la situación de desacato ilegalmente señalado por el Tribunal Supremo de
Justicia (TSJ). Pero nada de eso pasó.
Los cabecillas del chavomadurismo, no sólo no soltaron a los presos
políticos, subieron de 100 a más de 140 actualmente. No sólo no aplicaron el
canal humanitario, ahora con los CLAP, le cobran al pueblo la bolsa de
alimentos, que ni siquiera llega, y la ex ministra de Salud, Antonieta
Caporales certificó la crisis humanitaria sanitaria. No sólo no publicaron
ningún cronograma electoral, ahora no se sabe cuándo volverá haber elecciones
en Venezuela, con un régimen que pretende acabar con la Constitución vigente,
reconociendo el fracaso de esa norma chavista y pretende estirar el tiempo en
un supuesto proceso de asamblea constituyente, designada en elecciones amañadas.
No sólo no sacaron a la AN del desacato, sino que al contrario, el régimen con
el TSJ le da un golpe de Estado, repudiado por el mundo entero, menos por el
Papa Francisco, al quitarle todas sus funciones y dejar a los diputados sin
inmunidad parlamentaria, lo que ha desatado una ola de protestas en todo el
país, de al menos 1.200 eventos, con miles de heridos, 41 fallecidos y pérdidas
materiales de consideración.
Se ha visto entonces, a la guardia nacional, reprimiendo al pueblo
duramente, a la policía junto a bandas fascistas mercenarias, que hacen el
trabajo sucio. Es con esa gente, incapaz de sostener por un minuto un
compromiso, ni en su palabra o papel, impíos que no disimulan en la sed de
sangre, con quienes hay que sentarse a dialogar, otra vez. El diálogo es
política y es un mecanismo válido, pero en este caso, una parte, la oposición,
en respeto a la prominencia de la figura del Papa, ya lo hizo, ya los acuerdos
se suscitaron, le toca al Papa Francisco ver como resuelve, en venezolano, “su
metida de pata”, le toca a su Santidad, obligar al régimen de Nicolás Maduro,
cumplir con los términos del diálogo que ya se hizo, no insistir en la burda
operación de volver a sentar a la oposición, para que luego El Aissami, Jorge
Rodríguez, Cabello y Nicolás, detrás de bastidores, se rían de los enviados del
Papa, del mismo Francisco, a quienes le siguen viendo, en venezolano, “cara de
bolsas”. 17/05/2017
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