El régimen madurista aplica una reforma económica dura, que rompe las fronteras hacia la ultra derecha, con medidas de extrema austeridad
El régimen de Nicolás Maduro ha dado un giro sorprendente en los
últimos meses, en medio de la peor crisis política que atraviesa, luego que su
nuevo principal oponente, el presidente del Parlamento, Juan Guaidó, asumió la
presidencia interina de Venezuela y recibió el respaldo de más de 40 países.
Rubros que estaban desaparecidos han vuelto a los anaqueles a precios inalcanzables para el común |
La economía venezolana sufre la peor hiperinflación que haya padecido
país alguno en Latinoamérica. Maduro ha aplicado medidas artificiales en
materia monetaria, con una reconversión el año pasado, con la que prometió no
seguir emitiendo dinero en el Banco Central de Venezuela (BCV), lo que no ha
podido cumplir.
El régimen chavista/madurista hundió la economía de tal manera, que
reflotar a Venezuela se requiere poner a funcionar el aparato productivo
privado, sin embargo ya es demasiado tarde, las empresas venezolanas están descapitalizadas
casi en su totalidad y se requieren gigantescas inversiones, las cuales no
llegan porque no hay confianza en el régimen madurista.
Los venezolanos viven ahora lo más crudo de una economía.
El giro brusco
Maduro no tuvo más remedio que liberar las operaciones con el dólar y
demás divisas, luego que el chavismo mantuvo un férreo control. Ahora la mayoría
del comercio venezolano se hace con divisas o con referencia del precio del
dólar, por lo que una gran parte de la población sufre los efectos, la mayoría
de los trabajadores venezolanos son del sector público y ganan apenas seis
dólares al mes.
La reforma de Maduro aplica una austeridad extrema que prácticamente acabó con el crédito en la banca |
El régimen tuvo que llevar el precio del dólar oficial, por encima de
la tasa del dólar paralelo, para poder captar divisas en un esquema en que ha
permitido que los bancos venezolanos y casas de cambio realicen intercambio
según las nuevas normas del BCV.
El resultado de esto, es que el precio de los servicios de telefonía y
de Internet que se rigen por la tasa cambiaria oficial, sufrieron gigantescos
aumentos en bolívares, hundiendo mucho más a la población en la pobreza que ya
atraviesan los venezolanos.
Austeridad extrema
Al mismo tiempo aplicó una medida de encaje legal, para producir
austeridad en bolívares en el sistema financiero, con el propósito de que las
personas que demandaban préstamos en la banca, para comprar dólares y protegerse
de la inflación, ya no pudieran realizar este tipo de operaciones, la medida ha
hecho que el crédito prácticamente haya desaparecido, lo que complica llevar
adelante procesos de financiamiento para reactivar la producción interna.
El salario mínimo
A través de una sentencia del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ),
Maduro ha permitido que los patronos y trabajadores establezcan acuerdos en la
forma de pago del salario, con bolívares o divisas, lo que permite determinar
que el salario mínimo podría haber quedado obsoleto como forma de acuerdo con
los trabajadores.
El régimen madurista ha sido objeto de fuertes críticas, cada vez que
aumenta el salario mínimo, los precios de los rubros sufren fuertes incrementos.
También emitió un decreto con el que se permite a las empresas grandes
realizar importación de alimentos y materias primas con divisas propias, que
junto al aumento de la tasa del dólar, permite ver diferencias de precios de
los productos venezolanos contra los que provienen de Colombia.
Escuelas y hospitales pagos
Las escuelas públicas que tienen comedores del Programa Alimenticio
Escolar (PAE), ahora exigen a los representantes pagos semanales y aportes de
alimentos para poder dar comida a los estudiantes de turno completo. Además cualquier
gasto de reparación, limpieza o dotaciones, las cubren los padres.
Alguien que necesite servicios sanitarios en Venezuela, debe tener dinero para pagar insumos, exámenes, etc |
En el caso del sector salud, los servicios de laboratorio que
funcionan son los privados, en la mayoría de los centros de salud públicos no
funcionan por falta de dotación. Para cualquier operación, los pacientes deben
cubrir los insumos e implementos, de esta manera Maduro no cumple la
Constitución de garantizar la gratuidad sanitaria a los venezolanos.
Los sistemas de transporte público han colapsado en 85%, no son
rentables y se han perdido estas redes, dejando a los venezolanos a expensas de
un sistema de transporte público estatal que colapsa y muere también.
Previo a todo esto, el año pasado, había liberado el precio controlado
de más de 3.000 rubros básicos.
La inflación no se detiene porque Maduro, que tiene bajo control directo
y sin supervisión de nadie, al BCV, continúa emitiendo dinero para sostener el
gasto público.
La economía que ha configurado Maduro ha dejado de ser paternalista o
asistencialista, el único programa que hay es el del CLAP, que se trata de la
venta a precios muy subsidiados de alimentos a las personas, que no cubren
necesidades para más de una semana.
Se ha generado una especie de “frankestein” económico que cada vez se parece
más a una economía de extrema y ruda derecha. Hasta ahora sólo los servicios de
agua y de luz siguen siendo subsidiados, pero están colapsados, no funcionan
como debe ser, lo que los hace ineficientes.
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