El colapso económico que hunde a la población y al régimen de Maduro, obliga a las empresas de Rusia asumir pérdidas y huir
Inversores de Rusia comienza a salir de Venezuela, luego que el
colapso general del país arrastra al hundimiento total a la sociedad y a su
élite gobernante. El tercer prestamista ruso más grande, Gazprombank ha vendido
su participación en Petrozamora, según un reporte de Reuters.
El banco de la Federación Rusa participaba en la petrolera venezolana,
una mixta o conocida como “joint venture”, de manera indirecta, a través de la
propiedad de acciones de GPB Global Resources en Patrozamora. No se conoce quien
fue el comprador.
Los rusos abandonan a Maduro luego del fracaso económico y político
que atraviesa el país.
El pasado 23 de enero el presidente del Parlamento, Juan Gauidó, se
juramentó como presidente interino, al alegar que Nicolás Maduro asumía de manera
ilegal la presidencia de la República ante el Tribunal Supremo de Justicia
(TSJ), tras unas elecciones cuestionadas y no reconocidas por más de 40 países
en el mundo.
El caos económico que sufre Venezuela tiene sus fundamentos en la peor
hiperinflación del planeta por la escasez de bienes y servicios y una excesiva
emisión de bolívares que han hecho perder 99% del valor del bolívar, además de
fuertes controles y restricciones al desempeño económico y al libre cambio de
la moneda.
Maduro ha implementado cambios de última hora, que llegan muy tarde
puesto que enfrenta una situación política adversa al perder el control de una
de las partes fundamentales de Pdvsa, la empresa Citgo, que ahora tiene Guaidó
y la Asamblea Nacional (AN), bajo su control, además Washington mantiene fuerte
presión expulsando a funcionarios maduristas de Estados Unidos, así como a sus
familiares.
La compañía Lukoil, que vendía componentes para fabricar lubricantes a
Pdvsa, también dejó de mantener relaciones con la petrolera para evitar
sanciones de Estados Unidos.
A pesar que altos funcionarios del Kremlin han manifestado a poyo a
Maduro y rechazo a una intervención militar liderada por Estados Unidos, desde
el punto de vista económico el colapso de Venezuela luce imposible de revertir.
La semana pasada el país sufrió un apagón de más de cinco días, que
evidenció la gravedad de la situación. Las compañías petroleras que operan en
Venezuela no podrán contar con suficiente energía eléctrica para aumentar la
producción y ahora enfrentan serias amenazas de ser también sancionadas, por lo
que están deteniendo sus operaciones.
En la operación de Petrozamora, también participan los llamados “bolichicos”
de la empresa Derwicks, conocida por las denuncias contra sus propietarios,
ligados a una estafa contra Venezuela de unos 5 mil millones de dólares.
Derwicks Associated debió llevar adelante la construcción de plantas
termoeléctricas, que no construyó.
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