No hubo acuerdos entre las facciones maduristas y chavistas enfrentadas para detener a Juan Guaidó, acusado de sabotear la electricidad, tal como ocurrió con Juan Requesens con el drone
Por Alex Vallenilla / @alexvallenilla
Un capítulo que nadie quiere volver a vivir, como parte del colapso general
de la sociedad venezolana, es el apagón de más de 120 horas que sufrió la
generalidad del país. Con menos intensidad en ciudades principales, la
paralización de toda actividad, en un país en el que no existe ahorro
energético debido a que es subsidiado por el Estado, generó horas de pánico y
terror en varias localidades.
El régimen de Nicolás Maduro ha acusado a Juan Guaidó, el presidente
del Parlamento que ha asumido la presidencia como encargado, luego de alegar
que el mandato de su antecesor es ilegal.
El caos, la zozobra, desesperación, muertes en centros hospitalarios,
saqueos en varias ciudades, enfrentamientos entre manifestantes y guardias,
reinaron en casi todo el territorio.
Las pérdidas que asumió el sector comercial son mil millonarias,
aunque Jorge Rodríguez, uno de los voceros del PSUV, ahora pretenda defender
los intereses comerciales privados, en nombre de la política que defiende.
El Ministerio Público bajo control madurista, inició una investigación
para establecer responsabilidades contra los dirigentes políticos y acusó de
inmediato a Guaidó. Maduro intentó explicar sobre ataques cibernéticos
provenientes del extranjero y conocedores de la tecnología con que funciona la
red eléctrica venezolana, negaron tal posibilidad.
Maduro alega sobotaje, y acusa que procede desde la oposición y
Estados Unidos.
La guerra interna y el apagón
El sector radical del chavismo, que no tiene opciones de negociar su
situación legal, en el marco del proceso que se lleva adelante para obligar a
Maduro a abandonar el poder que ejerce ilegalmente según algunos voceros
opositores y la propia Asamblea Nacional (AN), llevó adelante la acción de
sabotaje, con la finalidad de presionar ser incluidos en las negociaciones que
buscan salvoconductos.
El propio Maduro dejó claro que una falla eléctrica se recupera en
unas 24 horas, sin embargo se siguieron recibiendo ataques.
El sector radical del chavismo sostuvo conversaciones con voceros del
Departamento de Estado el año pasado, ofreciendo la posibilidad de dar un golpe
de Estado contra el madurismo, a cambio de recibir apoyo para asumir el poder y
negociar su situación. Propuesta que no fue apoyada por Estados Unidos, ya que
este grupo está implicado de manera directa en crímenes.
Así como Maduro recibió amenazas con un drone que estallaron en una parada
militar en la avenida Bolívar, luego de anunciar que llevaría el precio de la
gasolina a tasa internacional, el sector radical del chavismo que está
involucrado en el contrabando de gasolina y su contraparte, la producción de cocaína
en Colombia, realizó el ataque terrorista y realizaron un montaje para acusar a
dirigentes opositores como Juan Requesens.
Desde ese evento, Maduro no volvió a mencionar el aumento del precio
de la gasolina.
El sabotaje eléctrico se realizó desde la misma facción. El propósito
era debilitar a la AN y producir causas para buscar encarcelar a la dirigencia
política que actualmente enfrenta a Maduro y le ha arrebatado parte del poder,
sin embargo el caos generalizado y la imposibilidad de que hubiese acuerdos
entre al chavismo y el madurismo para arrestar a Juan Guaidó, obligó a abortar
el plan y restablecer de inmediato el sistema eléctrico.
El chavismo radical promovía con mercenarios “colectivos” en algunas
ciudades el saqueo y el caos, promover un golpe de Estado para deponer a Maduro
y aparecer como militares institucionales fue un plan que fracasó por no
encontrar eco suficiente en la FAN.
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