Por Richard Casanova (*)
En medio de esta tragedia cotidiana que vivimos hoy los venezolanos, la preocupación por el futuro es algo habitual. No se trata de jugar al vidente, ni de hacer una lista de deseos aunque todo el mundo quiera salir de este régimen autoritario, inepto y corrupto. Más bien procuremos un objetivo análisis prospectivo a partir de la realidad. Lo primero es prever la tendencia de la crisis económica, epicentro de este drama social, sin desconocer otros factores como la inseguridad, el deterioro de los servicios públicos o el colapso de la salud -entre otros- que también se ven impactados por la economía.
Comencemos por puntualizar varias cosas:
1) El país no puede importar todo lo que necesita, no hay capacidad para satisfacer la demanda. La caída de los precios petroleros es un agravante y no hay esperanzas de una pronta recuperación.
2) Lo poco que importan lo hacen las mismas empresas de los enchufados que ya se han robado una colosal fortuna, son insaciables. Les dan dólares para traer 1000 toneladas de leche y si acaso traen 100 sobrefacturadas o a punto de podrirse. Recordemos “Pudreval”.
3) Al menos la mitad de lo que finalmente entra al país, es revendida por la burocracia corrupta del régimen que controla sus redes de distribución, léase PDVSA, Mercal, Bicentenario, etc. Para ocultar esta realidad, meten presos a los gerentes de Farmatodo y otras cadenas privadas que son víctimas también del fracaso económico del gobierno.
4) Otra parte de lo que importan, sale ilegalmente por nuestras fronteras y genera fabulosas ganancias a las cúpulas militares que están en el guiso. No es casual que se hable de los “caminos verdes”.
5) El gobierno no asume la crisis e insiste en la excusa trillada del golpe y el cuento ridículo del imperio. Habla de una guerra económica que nadie cree, culpa a los “bachaqueros” y buhoneros, quienes simplemente aprovechan la coyuntura para el rebusque y no son la causa del problema sino una consecuencia de la escasez. Insultan al pueblo diciendo que las colas existen porque hay productos y la gente tiene dinero para comprar, que son extranjeros e infiltrados de la oposición. ¡Imposible un gobierno más irresponsable!
Si las importaciones no resuelven el problema, la única alternativa es producir. Ello requiere rehabilitar el aparato productivo del país, devastado por las desquiciadas políticas económicas y las expropiaciones que beneficiaban a las mafias importadoras rojas rojitas. Recuperar nuestra capacidad de producción supone generar confianza y promover inversiones, lo cual es muy difícil para un gobierno empeñado en perseguir y hostigar al empresariado venezolano. Incapaz de garantizar reglas claras. Para colmo, la presunción de que estamos ante un Narco-Estado aleja toda posibilidad de apoyo o inversiones internacionales. Entonces, tenemos dos primeras conclusiones: 1) Por el camino que vamos, sin duda la crisis se va a agudizar. 2) Con este gobierno no es posible superarla. A partir de estas premisas e identificando otras condicionantes, al menos hay cuatro escenarios posibles, los cuales analizaremos en la próxima entrega.
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