Una breve “radiorafía” del fracaso del PSUV, del chavismo y el madurismo
La semana pasada, en la localidad de El Valle, en Caracas, se produjo
un asesinato. Aunque los crímenes en Venezuela son cotidianos, lo nuevo es que
el cadáver estuvo en el mismo sitio durante 12 horas, según reportes en la red
social. En ese lapso no llegó policía, ni cuerpo de investigaciones, esto es
una muestra del colapso estatal bajo el madurismo.
El caos y la anarquía reinan en todo el país. El colapso general de la
sociedad venezolana se produce en el derrumbe de sus instituciones públicas.
En la población de Punto Fijo, en el estado Falcón, las personas huyen
y abandonan sus hogares, la razón es la falta de agua potable, que se extingue
de las tuberías hasta por tres meses continuos, sin que el alcalde de la
ciudad, del régimen chavista/madurista, implemente soluciones, en cambio, envía
camiones cisterna a las comunidades los cobran en dólares, a una población
empobrecida y hundida en la hiperinflación.
Algunas personas en Punto Fijo, deben retener agua en baldes, la que gotea
de los condensadores de los aparatos de aire acondicionado. Pocos pueden
bañarse y se exponen a enfermedades que no podrán curar debido a la crisis
sanitaria, la escasez de medicinas y los altos costos de la que existe.
En la población de Mérida, existe una línea de buses estatales, de la
empresa Trolebús. La compañía ha visto mermar su flota y ya casi no tiene
buses, los pocos que hay y que cubren rutas cortas, ahora deben ser mantenidos
por las comunidades, a los habitantes les están solicitando que colaboren para
comprar repuestos, reparar frenos, entre otros.
En las universidades públicas, los profesores se han visto en la
necesidad de solicitar a los estudiantes colaboraciones, para garantizar que
irán a dar clases; los buses que aun funcionan para el transporte de estudiantes,
deben ser reparados por estos, con ayuda económica. Los comedores están
caóticos, los beneficiarios deben llevar su propia sal, para colocar a la
precaria comida que reciben.
En las escuelas bolivarianas, los padres y representantes tienen que
llevar alimentos o dinero para que el comedor pueda dar alimentos a los niños.
Cualquier reparación a la escuela, debe cubrirse con aportes de padres
y representantes.
En hospitales y ambulatorios, no se logra hacer exámenes de
laboratorios porque no hay reactivos y por lo general no hay agua potable. La atención
médica está sujeta a quien pueda pagar insumos que debe comprar revendidos o en
farmacias, guantes, gasas, inyectadoras, suturas, etcétera.
Ahora los apagones son diarios e inter diarios. Hay poblaciones que se
mantienen apagadas hasta 12 horas. Otras, dejan de recibir energía eléctrica en
la mañana, en la tarde y luego en la noche.
Los empleados públicos se han hundido a la peor pobreza jamás vista en
Venezuela, los sueldos y salarios del sector público, que eran muy apetecidos
por los venezolanos, ahora son cosa del pasado.
Los familiares de las personas que fallecen, no logran enterrar los
cuerpos en ataúdes, por la escasez de láminas para fabricarlos, muchos no
logran ni siquiera hacerlo en los cementerios municipales por no tener como
cubrir los costos.
No hay suficiente dinero efectivo circulando, la escasez de alimentos
sigue, no hay suficiente despacho de gasolina.
Se trata del colapso de la sociedad venezolana, con una crisis
económica de gigantescas proporciones, una crisis política con injerencia
extranjera en favor de los dos bandos enfrentados y un caos social, que son la
muestra del fracaso de Nicolás Maduro.