Las personas ya no usan
con regularidad su vehículo, para no tener cubrir los costosos mantenimientos,
así como las ama de casa, ahora rinden el poco jabón que consiguen
Por Alex
Vallenilla / @alexvallenilla
La crisis económica que hay en Venezuela, ha obligado a los
venezolanos a cambiar diversos hábitos, con situaciones que en otrora eran
impensables en este país, rico en su subsuelo, pero totalmente empobrecido en
el marco del gobierno chavista.
El señor es David Peña, trabaja en el área administrativa en un
ambulatorio de Lagunillas, estado Mérida. Diariamente se traslada a su trabajo
usando transporte público, “yo tengo carro pero ya no lo saco, los repuestos
son sumamente costosos y muy difícil de conseguir, el envase del líquido
refrigerante, por decirte algo, ahora cuesta 8 mil bolívares, un caucho 50 mil
bolívares, es imposible mantener un vehículo con los sueldos que nosotros
tenemos, allá lo tengo en casa y lo caliento el fin de semana, o lo saco un
rato a dar una vuelta, pero de resto no lo uso”.
La realidad de Peña es que ya para ir al trabajo no usa su propio
vehículo, sino los transportes del gobierno, en su caso la red Trolebús, la
cual tiene pasajes en 4 bolívares en la línea principal.
En Venezuela se vive la peor inflación de su historia y una fuerte
escasez que no permite que los ciudadanos tengan un ingreso que les pueda dar
cobertura siquiera a la canasta alimentaria, la cual cuesta mucho más que el
valor de un salario mínimo.
Anteriormente, el venezolano no se prohibía de tal forma el uso de su
carro y ahora prefiere el transporte público urbano. La carencia de divisas de
parte del gobierno, el cual monopoliza la administración de las pocas que
entran por la vía petrolera, ha producido un fuerte impacto en la disposición
de repuestos para carros e incluso la producción de vehículos nuevos.
Sin embargo, tal realidad, también es tambaleante, porque las mismas
razones que afectan a los particulares, golpean al transporte público y
privado, por ahora en menor medida. 65% de la flota de buses está paralizada en
Venezuela, al igual que la de taxis y el problema no logra corregirse. El año
pasado el gobierno importó 350 millones de dólares en repuestos para
autobuseros y las denuncias de muchos sindicatos tuvieron que ver con que tales
repuestos terminaron en el mercado negro, apenas 5% de buses pudieron ser
beneficiados.
Se gasta menos
“Yo no puedo hacer cola, porque tengo que trabajar, así que me toca
comprar todo a quienes revenden, no me queda otra”, lo sentencia un funcionario
público. “Entiendo que los “bachaqueros” trabajan en eso, y el precio que hay
que pagar por largas colas, lo pagamos nosotros, por eso en casa ahora usamos
menos jabón en polvo para lavar, ahorramos lo más que podemos, cuando se lava
mi esposa verifica que la carga de la lavadora sea completa, se rinde la comida
hasta lo que se pueda, muchos gustos que nos dábamos, los dejamos, ya no lo
hacemos”.
La crisis económica incluso ha incidido en la producción de basura, el
mismo funcionario relata que “he visto como la calle, donde siempre se coloca
la basura, ahora ya no se atiborra como antes, uno veía arepas, arroz, comida
dañada botada en la basura, ya no se ve, eso es una muestra clara que la gente
ahora está cuidando más sus recursos”.
Venezuela sufre una fuerte escasez de más de 80%, la peor inflación en
el planeta, en 270%, el sistema económico está prácticamente colapsado y el
país está en las puertas de caer en impago de deuda, un panorama que puede obligar
a muchos más cambios en los hábitos de la sociedad.
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