POLÍTICA
La salida del poder de Nicolás Maduro, es
un asunto sencillo, pero en la vida, las cosas más sencillas, resultan ser las
más complejas.
Ya se tiene claro que Venezuela marcha al
colapso total, con la declaratoria de deuda que tiene 95% de probabilidades de
ocurrir entre octubre y noviembre de este año. Sobre ese evento es que Washignton
ha enfilado sus baterías, la prioridad es que Venezuela no llegue a la
moratoria, o el efecto en las finanzas de la región será catastrófico, -este
servidor lo denomina desde ya, el “Efecto Venezuela”, bien explicado en los
artículos que para ZETA y El Nuevo País se publican con regularidad- sobre todo
en el marco de una economía global frágil, amenazada de recesión.
Claro que hay una orden de Raúl Castro de
que Maduro deje el poder en Venezuela y facilite la transición, eso está
acordado con Barack Obama. Pero Maduro terminó metido en “camisón pa’ Petra”,
esto es demasiado.
Como se señala al principio, la prioridad
de Washignton es que Venezuela no fracase. Pero ello requiere que haya cambio
de gobierno, para posteriormente buscar los mecanismos del rescate financiero
internacional, que podría ser con los entes multilaterales o con mil
millonarias inversiones que lleven adelante la recuperación de Venezuela, en el
sector eléctrico, petrolero, productivo, industrial, agrícola, educativo,
sanitario, de seguridad e infraestructura. Hacer un país de nuevo, pues.
Citando a Chávez, con eso de los “cojones”.
Maduro no los tiene puestos para dejar colgado al sector del PSUV y militares
complicados en el mundo con fondos de la corrupción y el narcotráfico, esos que
ya bancos de España, Suiza, Panamá y hasta de China tienen registrados en mil
millonarias operaciones y que comunican al gobierno estadounidense.
La administración de Obama, una de las más
capacitadas de algún gobierno estadounidense, maneja la segunda opción. En caso
que Maduro haga caso omiso a Castro y termine sometido por los narco-corruptos,
se tendría que dejar que Venezuela caiga en el impago de deuda y el desastre
sea total. Los efectos de una situación de estas han sido harto explicados.
Por ello Obama llega a Cuba y ofrece 10
millones de turistas, que con un gasto promedio de al menos 5 mil dólares cada
uno, la isla tendría ingresos de unos 50 mil millones de dólares este año.
Llega a Argentina y allí deja en inversiones privadas, 13,8 mil millones de
dólares. Evo ya no tiene opción y Rafael Correa, al ver lo que está viviendo
Dilma Roussef, el preso Odebrecht y las investigaciones del Departamento del
Tesoro, decide no presentarse a una nueva candidatura a la presidencia, dimite
antes que sea obligado a negociar también. Correa tiene mucho que esconder y
prefiere huir, la corrupción con Venezuela a través del SUCRE, aquella moneda
electrónica que no está sujeta a la supervisión de las autoridades financieras
internacionales, pesa mucho, porque terminó siendo una gigantesca “lavadora”.
EEUU logra rodear y encerrar en el país a
los narco-corruptos, que ya no tienen salida. Sin posibilidad de seguir
moviendo mil millonarios capitales y ahora sin países aliados adonde irse,
salvo Nicolás Maduro, a quien le han gestionado Rusia como asilo, único país en
garantizarle, sólo a él, impunidad. Eso está negociado y es aceptado incluso
por los adversarios, con el fin de que facilite la transición.
Pero...
Maduro no puede irse así nomás. El sector
narco-corrupto puja por mantenerse en el poder, única garantía de evadir, por
ahora, juicios y persecución legal en todo el mundo, debido a la cantidad de
crímenes cometidos.
Hasta ahora, al ver como el TSJ bloquea a
la AN, ilegalmente y ya considerado en el mundo como un exabrupto, tal acción
se vuelve contra el gobierno, ya que el riesgo país aumenta ante tanta
ilegalidad, ante el desgobierno que se vive en todos los niveles, lo que aleja
a cualquiera que pueda prestar dinero a Venezuela y complica más la situación
financiera del Ejecutivo.
Las negociaciones de renuncia, con los
factores opositores son sencillos, incluso hay acuerdos, hay órdenes de Raúl, el
problema es en el seno del PSUV, los “malandros”, con los medianamente
moderados, los que podrían dar continuidad a ese partido como una fuerza
izquierdista, son ahora la tranca, no hay acuerdos, porque muchos se saben
presos en futuros juicios, mientras otros logran salvar algo de sus fortunas al
no tener delitos tan graves. Hay quienes con grandes inversiones en bonos de
deuda, saben que perderán mucho con el impago de deuda, lo que no les desagrada que haya un cambio de gobierno que
salve al país. El problema es allá adentro.
Por ello el asunto de la salida, comienza
a retrasarse, lo que al mismo tiempo se vuelve en una cuenta regresiva rumbo al
colapso total. Maduro, o Raúl más bien, busca como quitarse de encima a ese
sector “radical”, en que incluso hay militares. A los “bobos” los van a engañar
como a muchachos, así son los Castro.
A los militares los tienen engolosinados
con una empresa petrolera y con otra minera. El asunto petrolero ya lo tienen
perdido, son mil millonarias las inversiones que se requieren para recuperar la
industria petrolera venezolana, los militares no tienen recursos para eso, ni
el Estado y de conseguirlos deben hacer sendos negocios con transnacionales en
condiciones muy adversas, debido a los bajos precios del petróleo, con Maduro
en el poder, no conseguirán un dólar para nada.
Pero los militares “bobos”, ese sector que
cree poder seguir enriqueciéndose, caen en la otra golosina, la minería. Quieren
poner a las FAN al frente de la explotación minera, con la promesa de las
grandes ganancias. Guayana hoy está sitiada por delincuentes, por más de tres
mil hombres armados que controlan las principales vetas del país. Meter a la
FAN allí, es producir sencillamente una guerra, una masacre de parte y parte. Las FAN harían la limpieza de la zona y
luego entregarían contratos, con el fin de lograr recursos que ahora el
petróleo no da. Para eso no hay tiempo, para el colapso total no llegan, cuando
en condiciones normales, se requiere al menos seis meses para montar
operaciones y seis meses más para comenzar a explotar. Raúl los entretiene como
niños, que se frotan las manos con unas golosinas, que no tendrán al final,
mientras busca como facilitar la transición. Si Maduro termina aceptando la Ley
de Amnistía, es porque ya todo se ha consumado, y se irá, si no la acepta,
entonces Raúl habrá perdido a su muchacho en Caracas, al cual tendrá que dejar
abandonado, en medio del colapso total que será como un tornado que se llevará
todo de por medio. El “negro”, tiene sus cuentas bien sacadas.
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