La crisis interna del régimen lo ha hundido más luego de los ataques a los camiones con ayuda humanitaria en la frontera con Colombia
Por Alex Vallenilla / @alexvallenilla
El sector más radical del chavismo estuvo a cargo de las operaciones
de choque para evitar la entrada de camiones con ayuda humanitaria a Venezuela,
a través de la frontera con Colombia, una respuesta de parte de un sector del
régimen chavista/madurista que se niega a negociar por temor a perder el poder
y que no se respeten los términos de un acuerdo político.
En contraste, se pudo observar al menos casi 200 militares de rangos
bajos, que huyeron de la frontera para pasar a Colombia y solicitar protección,
al mismo tiempo para ponerse a la orden del presidente encargado de Venezuela,
Juan Guaidó, quien encabezó el proceso de intentar pasar la ayuda humanitaria.
Producto de la tensión en el momento, los guardias nacionales tomaron
la determinación, lo que indica que en la Fuerza Armada Nacional (FAN), hay un
proceso de sublevación, lenta, silenciosa, pero descoordinada. Los militares
que han cambiado de bando, han dicho que quien murmure termina preso y
torturado.
Hasta ahora los altos mandos son los que están comprometidos con
Maduro. Desde la presión internacional y abiertamente desde el gobierno de
Estados Unidos, se exige a los mandos militares venezolanos que dejen de apoyar
el régimen madurista.
La guerra interna
Hay una situación todavía bastante compleja para resolver la crisis
venezolana. El aspecto principal es la división que hay en el régimen. Hay
sectores dispuestos a negociar una transición política y otros sectores que no
están dispuestos a hacerlo.
Del lado del madurismo, por ejemplo, el sector de Jorge Rodríguez, que
creó el partido Somos Venezuela, previendo la debacle del PSUV, cree que
buscando algún tipo de acuerdo, pueda mantenerse haciendo política en los años
siguientes, contando con la base de 15% de apoyo duro que aun mantiene el
chavismo.
Un acuerdo con ese grupo, desde el punto de vista político, requiere
que el sector radical tenga que capitular y entregarse, a cuyo sector desde el
lado opositor se ha ofrecido cárcel y condenas, por los crímenes que se les imputa.
El propio Nicolás Maduro tiene sus posibilidades de exilio, incluso de
manera abierta se lo han dicho las autoridades de la Casa Blanca en reiteradas
ocasiones. En el sector militar, bajo el control del general Vladimir Padrino, se
intenta mantener una cohesión que cada día pierde estabilidad.
En las regiones en que la tensión y el foco mediático fue menor, la
FAN de manera directa si estuvo al frente de las operaciones de evitar la
entrada de ayuda humanitaria. En Brasil, aunque por esa frontera si pudo entrar
algo de la carga, se produjo una cruel represión. Por el Mar Caribe, la Armada
amenazó un barco procedente de Puerto Rico con al menos 200 toneladas de carga,
el cual se debió retirar.
Negociar o resistir
Maduro ha perdido el respaldo de China y Rusia, países aliados que
consideran que el régimen ha fracasado y enfocan su derrota en el terreno
económico, con una crisis que el chavismo/madurismo no tiene manera de
levantar, menos ahora con las sanciones a Pdvsa y el derrumbe de su capacidad
productiva, endeudada y en situación de impago.
En el chavismo/madurismo ha habido un debate interno, sobre negociar o
resistir hasta el final.
Es en ese punto en el que la crisis está actualmente.
En previsión a ello, el presidente encargado Juan Guaidó ha realizado
encuentros y reuniones con factores políticos que estuvieron con Chávez en los
primeros años y que se han deslindado del madurismo. Hay voceros de la Asamblea
Nacional (AN), que han dado garantías a estos sectores a permanecer en el espectro
de la política venezolana en los años siguientes, a cambio se han deslindado
del madurismo.
La crisis interna del régimen lo ha llevado a una situación precaria
en materia económica. Desde un sector de visión un poco más pragmática, desde
2014, se intentó dar un giro en materia cambiaria, como un primer paso para una
apertura, sin embargo los intentos fueron frustrados por el ala radical, aun se
recuerda las palabras de Aristóbulo Istúriz: “si quitamos el control cambiario,
nos tumban”.
El derrumbe económico de Venezuela, que ha llevado al país a la peor
hiperinflación nunca registrada en Latinoamérica, ha producido una convulsión
social desde 2014, cuando comenzaron las protestas en las calles y que no han
cesado en los últimos cinco años. Esto hizo que la popularidad que Maduro heredó
de Chávez se haya esfumado. Un objetivo del chavismo radical.
Las revueltas populares han sido aplastadas por el régimen de manera
brutal, con crímenes de violación de Derechos Humanos (DDHH), cientos de
muertos, decenas de miles de heridos, detenidos, torturados, exiliados, presos
políticos, allanamientos, robo, incendio, persecución.
Las acciones de los partidos políticos contra el régimen, han sido
respondidas de manera unánime por el chavismo y el madurismo, entendiendo que a
pesar de la rivalidad interna, deben permanecer juntos ante la amenaza externa
de avances de los factores democráticos.
Se acaba el tiempo
El sector radical del chavismo, señalado de crímenes atroces, ha
logrado penetrar la FAN y ejercer sobre esta cierta influencia.
Hay muchos generales involucrados en temas de narcotráfico, que no
tienen otra salida que resistir hasta el final, junto a los líderes del sector
que no tienen oportunidad de negociar para su salida garantizada. Esto ha retrasado
cualquier tipo de acuerdo, de allí que el terreno de la confrontación es el
favorito de estos grupos.
Hay sectores en el chavismo moderado y el madurismo que no apoyan esa
postura, de visión más pragmática, que ejercen presión desde el lado del régimen
para que la posición radical pierda fuerza en lo sucesivo, (Héctor Navarro,
Felipe Pérez, Nicmer Evans, Luisa Ortega, entre otros).
El sector radical del chavismo tiene poco tiempo, muy poco. Su
posición, que pareciera fuerte, es en realidad muy débil. Emplear pistoleros
mercenarios cuando los soldados abandonan sus posiciones, es la verdadera
situación que tienen, cuya realidad los alcanzará en el corto plazo, en la
medida en que el colapso general avance y cause más estragos.
Lo último
Hay un aspecto que aun mantiene al chavismo radical todavía con algo
de oportunidad, no para revertir la caída del régimen madurista, sino para tratar
de evitar la debacle que temen. Se trata del presunto asesinato de Hugo Chávez.
Así como los generales que están sancionados y señalados de crímenes
no tienen más opción que mantenerse aliados y resistir, el tema del asesinato
de Hugo Chávez, ronda desde hace meses, como una amenaza seria al madurismo, al
que desde lo más radical del chavismo, se le dice, que si negocia y traiciona,
el mundo sabrá la verdad sobre ese asunto.
Hay que tener presente el lema de este grupo, que se repite a diario:
“si cae uno de nosotros, caemos todos”.
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