Así se implementó la “Estrategia Trump-Guaidó” ~ En Efectivo

3 feb 2019

Así se implementó la “Estrategia Trump-Guaidó”


Trump saca de abajo un juego que tenía perdido, logra meter al Grupo de Lima en su línea y crea las condiciones ideales para que el madurismo caiga


Por Alex Vallenilla / @alexvallenilla

El año pasado, para estos mismos días, el presidente de Estados Unidos envía al entonces secretario de Estado, Rex Tillerson, a una gira por Latinoamérica. El mensaje era avisar a los países que ahora son parte del Grupo de Lima, que estaba dispuesto a intervenir en Venezuela con el recurso militar, de manera directa.

La “Estrategia Trump-Guaidó” comenzó en la Cumbre de Lima del año pasado.

Tillerson se consiguió con un muro. Todos los países en que estuvo, se negaron. Si bien había acuerdo que la tiranía de Maduro debía llegar a su fin, el método planteado no era el aceptado. Trump retomaba así lo que Estados Unidos había dejado abandonado, su influencia en el hemisferio occidental.

Preñados por China

Para Trump fue un golpe político y es que la razón que los países del Grupo de Lima esgrimían, de manera no pública, era que China venía haciendo sendas inversiones en toda Latinoamérica, con un gigantesco monto de 350 mil millones de dólares en los últimos tres años.

Siendo China y Rusia, dos aliados que hacen contrapeso a Estados Unidos, entraban en el hemisferio luego que presidentes norteamericanos como Clinton y Obama, así lo permitían.

Rex Tillerson fue despedido, a través de Twitter. Fue una frustración para Trump no contar con la aprobación de los aliados de Estados Unidos, por lo que decidió no asistir a la Cumbre de Lima, pues en aquella ocasión, coincidía con situaciones puntuales en Siria, donde Rusia también hacía presión.

La debacle

En Venezuela también había dificultades internas. La oposición política estaba sumamente dividida. Venía de varios fracasos en materia electoral y es que los partidos políticos, luego de la contundente victoria en las elecciones de la Asamblea Nacional (AN), apostaron a que ya era el final del madurismo, por lo que surgieron distintas agendas políticas.

La oposición sufre una debacle en 2017 y 2018 luego que son aplastadas las protestas con una dura represión que dejó más de 150 muertos.

Esa división causó mucho daño. La oposición se enfrascó en una lucha interna en la que sin ningún sentido los principales dirigentes y partidos se enfrentaban por ser la corriente sucesora. Fue así, como divididos, se produjeron las derrotas electorales siguientes, la rebelión social más grande que se haya visto, las protestas de 2017, fueron aplastadas por el régimen, todo terminó muy mal.

Rusia ganaba protagonismo. China ya había dejado de financiar al madurismo, vista la corrupción y el incumplimiento de envío de petróleo como forma de pago por los créditos que había otorgado. Pero el interés ruso no era tanto en lo económico, sino en lo geopolítico, y allí estaba la gran preocupación de Trump.

Las señales

El chavismo/madurismo hizo la lectura correcta de lo que se avecinaba, cuando Trump cambia a Tillerson y designa a Mike Pompeo. Ese mismo día, detienen en Venezuela al general Miguel Rodríguez Torres, un enlace del chavismo con la CIA en el gobierno de Hugo Chávez, que estaba rebelado contra el madurismo. Además Maduro detenía más de 100 militares acusados de planificar un golpe de estado, que era del chavismo.

Pero para Trump, todavía todo estaba muy difícil. La AN venía con varios fracasos, no sólo recibía ataques del sector chavista/madurista, sino de grupos empresariales relacionados con empresas, bancos y contratistas del régimen, establecidos en Miami involucrados en asuntos de corrupción, que temen por el futuro de los fondos mal habidos.

La “Estrategia Trump-Guaidó”

Maduro da un paso en falso en 2017. Implementa una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) sin cumplir con la Constitución, al no realizar un referendo consultivo que le diera legalidad al proceso, por lo que la oposición se abstuvo de participar. En ese entonces los partidos políticos se fundamentaron en la ilegalidad, lo que sirvió a Trump y al Grupo de Lima para encausar el proceso siguiente.

La juramentación de Juan Guaidó estaba acordada meses atrás por la dirigencia política venezolana, el Grupo de Lima y el gobierno de Estados Unidos.

El Grupo de Lima decide desconocer la legitimidad de Maduro a partir de la implementación de la ANC.

Los fracasos de los partidos son discutidos a puerta cerrada. Surgen los nexos con el Grupo de Lima y con el gobierno norteamericano. Entonces comienza la “Estrategia Trump-Guaidó”.

Los dirigentes políticos en el exilio y los que están en Venezuela, establecen vasos de comunicación que permiten articular todo el entramado y burlar a los cuerpos de inteligencia del madurismo, así como los de sus aliados externos.

Se aproxima el nombramiento de la nueva directiva de la AN y el turno le toca a Voluntad Popular (VP), partido político construido y dirigido por Leopoldo López, dirigente por el cual Trump exigió libertad a Maduro, apenas asumió el mando en Estados Unidos.

El acuerdo se logra. Designar a Juan Guaidó como presidente de la AN ha sido una jugada unitaria. Antes, el diputado estuvo en reuniones importantes en varios países del Grupo de Lima. Apoyado en su figura poco conocida, meses atrás sostuvo reuniones en el extranjero. Salía y entraba por las fronteras sin llamar la atención, a pie. El madurismo nunca pudo detectar la operación en desarrollo.

El compromiso fue asumir la presidencia interina siempre y cuando el respaldo internacional lo tuviera. Fue un compromiso de parte y parte, tanto de los dirigentes en lo interno, como de los factores externos. Todo fue en reuniones de trabajo muy limitadas, de muy poca gente, de cuadros principales, era vital que no se fugara información al respecto.

Guaidó, altamente disciplinado, ni siquiera le confió a su madre todo lo anterior.

Cambio de perspectivas

Trump logra entonces cambiar el horizonte y logra meter al Grupo de Lima en su línea. Hay que recordar que Mike Pompeo comenzaba una serie de visitas y su discurso fue bien claro: las inversiones chinas, las cuales criticó y dijo que eran inconvenientes para Latinoamérica, debido a que muchos países del hemisferio tendrán dificultades para pagar los gigantescos montos otorgados.

El Grupo de Lima comprende y se alinea con Trump, porque cuando lleguen los tiempos que Pompeo ha avizorado, necesitarán de Estados Unidos nuevamente.

El presidente estadounidense logra entonces crear las condiciones ideales que se planteó desde el principio. Al hacer que el bloque occidental se alineara con su visión, ha puesto al madurismo al borde de su caída. China ya ha dicho que quiere mantener sus relaciones con Venezuela, independientemente de quien gobierne. Trump y los chinos están cerrando importantes acuerdos.

Rusia ha reclamado porque exige garantías de sus inversiones, es la excusa. Al respecto todavía no hay confirmado nada, aunque en principio han dejado claro que ya no pueden seguir financiando ni prestando apoyo militar al madurismo.

Juan Guaidó ha cumplido la labor que los principales dirigentes de los cuatro grandes partidos políticos democráticos acordaron. Rescatar el criterio de unidad fue fundamental. Restablecer la condición política ha sido esencial. En su figura, aparecida de la nada, reposa la esperanza de un pueblo que busca retomar el camino de aquella Venezuela que se desvió.

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