El número dos del régimen teme terminar preso en vez de en un exilio dorado, cierra la puerta de salida que brinda Trump, para obligar la lucha hasta el final
En el juego del poder hay enseñanzas. Cuando los enemigos se enfrentan
hay códigos, uno de ellos destaca cuando una de las partes está acorralada
totalmente. Ese caso aplica a lo que ocurre en Venezuela. Diosdado Cabello,
quien es considerado el número dos del régimen chavista/madurista revela por
qué no se entrega y por qué no negocia.
No confía en ninguno en la oposición. Cabello ha dicho que él no cree
que los vayan a perdonar, de esta manera acepta algún tipo de culpa en el
subconsciente, “¿Ustedes creen que nos van a perdonar?”. “No van a perdonar a
nadie. Los conocemos. Vendrían por todo y por todos”.
Hasta ahora el mismo Donald Trump ha llevado el juego dentro de las tácticas.
Ha acorralado al enemigo de manera eficaz, luego, le permite una salida, cuando
le ofrece a los militares venezolanos una puerta abierta: “abandonen a Maduro o
perderán todo lo que tienen en el extranjero”. A una fiera acorralada se le
debe dejar una salida, para que huya.
Si el líder que logra encerrar a un ejército, no le brinda una salida
para que se rinda, lo obligará a luchar encarnizadamente hasta la muerte y
podría darse que ocurra un revés milagroso contra el que los ha encerrado. Esto
último es lo que entiende Cabello, por eso es el que cierra la puerta de salida
que ofrece Trump. Busca obligar la lucha hasta el final.
Diosdado Cabello ha realizado dentro del chavismo/madurismo una gesta
para mantener la mayor unidad posible, su lema es que si muere uno, mueren
todos, si va preso uno, van presos todos.
En 2002
Cabello se fundamenta en la experiencia anterior, en 2002, cuando Hugo
Chávez pedía siete millones de dólares a los militares que lo rodearon, para que
lo dejaran ir a Cuba, privó la posición de que Chávez debía ser juzgado y no
dejarlo huir, lo que al final se convirtió en un sorprendente revés, luego que
estaba totalmente derrotado.
Esos días, los medios de comunicación mostraban a dirigentes
opositores al régimen de Chávez, dando cacería a ministros y funcionarios del
chavismo, los cuales estaban escondidos y huyendo. En esa ocasión había diputados
de la Asamblea Nacional (AN), del chavismo, dispuestos a reconocer la renuncia
de Chávez y el interinato que asumía Carmona Estanga, pero la “cacería de brujas”
no permitió que así sucediera.
En 2002 al chavismo no le dejaron la puerta de salida abierta, y ahora
que Trump y Juan Guaidó la ofrecen, el chavismo radical no confía y ejerce toda
la presión interna posible.
Cabello es uno de los funcionarios del régimen que es solicitado por
el gobierno de Estados Unidos, por acusaciones en su contra de narcotráfico y
teme por terminar tras las rejas, en vez de lograr un dorado exilio, producto
de una negociación.
Es un enemigo interno de Nicolás Maduro, a pesar de las fotos en que
aparece abrazado con este. Cabello debió ser el presidente interino en 2013,
cuando Chávez no se presentó a juramentarse para el nuevo mandato, los cubanos
hicieron todo lo posible para imponer de manera ilegal e irregular a su delfín,
Maduro.
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