Esa propuesta llamada “el control obrero”, un planteamiento que en el
fondo resulta utópico, en otra falacia más que envuelve a personas incautas, no
escapa tampoco a la crisis económica socialista que transita Venezuela.
La pregunta es a los “trabajadores” que defienden tomar empresas que
cierran porque se vuelven no rentables, ¿Ustedes podrán sostener la compañía
con operaciones a pérdidas? La única respuesta es que a menos que sean
sostenidas por el Estado, el cual ya está muy mal en sus arcas.
No es mucho lo que queda para seguir financiado el supuesto
socialismo, la realidad en poco tiempo mostrará su desagradable rostro,
mientras la función sigue con el espectáculo mediático de las expropiaciones
y/o estatizaciones.
Los ejemplos abundan, casos como el fabricante de vidrios para carros,
Vivex CA, Molinos de Oriente CA (Molorca), en Anzoátegui. Empresas que por
capricho político fueron tomadas por los obreros, hoy se sabe de la dura
situación que ha vivido el personal administrativo y demás empleados, muchos se
quedaron sin sus trabajos, los que se han resistido a irse, el Estado les paga
salarios precarios para permanezcan en las instalaciones, al rato van a la
calle a “rebuscarse” como buhoneros. ¿Es eso digno?
Ese discurso político, que sólo trata de tapar la realidad, de la
caída de las medianas empresas en medio de la crisis, lo aplicaron en Clorox.
Luego aparecerán los ministros de economía y el propio Maduro, explicando al
país que esas empresas no dan ganancias por culpa de los trabajadores, porque
no se organizan y porque son unos “locheros” que quieren ganar demasiado, un
ejemplo de ello todos los insultos y acusaciones del madurismo a los sidoristas.
Los obreros que asuman esta postura, roja rojita, que hagan un
sacrificio patrio, para que esas empresas funcionen en nombre del “socialismo”
bajen sus sueldos, para que las mismas sean rentables, luego le cuentan la
experiencia al país.
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