La tragedia de los jubilados venezolanos, que reciben sus pagos con bonos
Petrorinocos, es lo más parecido a las víctimas de prácticas de “pirámides
Ponzi”, que usan estafadores para hacerse de recursos de manera fraudulenta. El
Ejecutivo les paga la deuda laboral a estos, con más deuda.
Hay jubilados esperando que les paguen sus beneficios hace 10 y 20
años. Personal al que no se le honró su jubilación al momento de cesar sus
funciones en cargos públicos.
A pesar de esperar tanto tiempo, el gobierno, en aquel entonces, desde
2012, con Hugo Chávez al frente, ante el tamaño de esa deuda, decidió inventar
los Petrorinocos, bonos de deuda con respaldo petrolero.
Unos títulos de los cuales no se ha tenido a ciencia cierta que ente
los emite. Su vencimiento y su funcionamiento son casi un secreto a los
beneficiarios, quienes en su mayoría, al desconocer mecanismos de la ingeniería
financiera, capitalizan grandes pérdidas al hacer efectivo lo que consideraron
el fruto de su trabajo.
Un jubilado que luego de 10 años, su deuda ha sido devorada por la
inflación, en este caso la más alta del mundo. Cuando el Ejecutivo decide
pagarle, le entrega estos títulos, que en principio no podían liquidar en dos
años, luego bajaron el plazo de un año para venderlos, hasta que finalmente
decidieron que su liquidación podría ser inmediata.
Cuando el jubilado recibe el instrumento, decide si lo vende o no. Si no
lo hace, le pagan intereses de 18 % anualizados. Por lo que pierde dinero ante
la inflación venezolana, en 63,4 % en el último año, pierde tres veces y medio
el valor de su dinero si se los queda. Pero como el trabajador, necesita su
dinero de inmediato, tiene la opción de venderlo a través de la Bolsa Pública
de Valores, o a un banco, mediante un corredor que se lo coloque en el mercado.
Allí pierde más dinero, porque los inversionistas con músculo, acceden a
comprarle el título con descuento y no a su precio nominal.
Si el jubilado no lo vende y el título vence en diez años, debe
esperar ese plazo para tener su dinero totalmente, injusto, luego de esperar
diez años para que le pagaran, de alguna manera.
Cuando los jubilados reciben sus bonos petroleros, de inmediato acuden
a liquidarlos, ello aumenta la oferta de estos, por lo que su precio baja
cuando un banco los recibe para incorporarlos en su cartera. Esto termina de
restar al jubilado su pago, quien ya ha perdido por inflación durante tantos
años y luego debe pagar por tener liquidez disponible. A estas alturas, es como
si hubiesen perdido todo.
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