Chávez pudo haber creído en un proyecto político, en el cual incluyó
las expropiaciones. Incluso llegó a convencer a algunos.
En una conversación con Vicente Brito, ex presidente de Fedecámaras,
este relataba sobre la expropiación de su finca de naranjas en Monagas, Brito
llegó a asentir tal acción, porque creyó en un beneficio del pueblo a través de
cooperativas y él mucho provecho había tenido en el tiempo. A los años, pudo
ver decepcionado, como ningún pueblo hacía nada allí y arrasaron la producción
de la fruta cítrica.
Los corruptos colados en el PSUV, vieron el suculento negocio.
Expropiar tierras y empresas productivas, en nombre del “socialismo”,
entregarla a supuestas cooperativas, fachada de los invasores de oficio,
arrasar lo tomado y luego instalar en el extranjero, empresas, comprar fincas
de ganado, granjas, frigoríficos y mataderos, porque, “con el fracaso de las
empresas socialistas, no queda otra mi comandante, que la de importar”.
En Venezuela se articulaban entonces, el control cambiario y las
expropiaciones, como los dos grandes fundamentos de los nuevos “empresarios”,
conocidos en el mundillo político como los “boliburgueses”, para venderle a
Venezuela alimentos, con dólares preferenciales, de acceso sólo a los
“enchufados”.
Así comenzó a llegar al país pollo de Brasil, carne de Uruguay, café
de Nicaragua, caraotas de República Dominicana, medicinas y electrónico por
Cuba. Mientras al productor nacional, precios regulados y fiscalizaciones.
Todo ello sostenido con los altos precios del petróleo y niveles de
endeudamiento aun manejables. Hoy, como en todo ciclo económico, las cosas han
cambiado. Los “empresarios rojitos”, anotados en ese modelo saben que el
negocio se acaba, en ellos participan altos jerarcas políticos, a través de
interpuestas personas. Las noticias son muy malas. Ya no hay suficientes dólares
para mantenerlos a todos, para que la operación siga, porque ha llegado el
momento de la verdad, demostrar que son empresarios eficientes, a todas luces
se sabe que no lo son.
En el mundo hay una caída en el precio de los alimentos, rubro
favorito de los “boliburgueses”, al caer sus ventas a Venezuela, tienen que
competir con grandes empresas en el mundo, afuera no hay “revoluciones” que
pongan las condiciones, que los hizo ricos en Venezuela y es obvio que
capitalizarán grandes pérdidas. Esta razón es la base, de que las cosas no sólo
cambien en lo económico en 2015, sino en lo político, porque ahora les toca
sobrevivir. Se verán negocios políticos, cambios que incluso a muchos polarizados
les parecerán muy extraños.
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