Por Vicente Brito / @vicentejbrito
Cuando analizamos la compleja situación que vive la familia Venezolana, nos encontramos con una serie de factores y realidades que se entrelazan entre sí, qué nos indican una continua caída de la economía que desmejora nuestra calidad de vida.
Las razones la observamos en la disminución de la producción de bienes y servicios nacionales, la cual estimamos se redujo alrededor entre un 20 y 30% en el primer trimestre del 2015, comparado al último del 2014. Esto ha tenido su impacto en el cierre parcial o total de empresas, con sus consecuencias en el aumento de la informalidad y desempleo. Estimamos que el desempleo promedia el 9% y la informalidad el 52%.Siendo de los más altos de los últimos años.
El aumento expansivo de costo de vida es sumamente impactante en la capacidad de consumo del venezolano, disminuyendo el número de artículos y productos que pueden ser adquiridos con los ingresos que reciben por salario o actividades realizadas.
Así lo demuestra la inflación del primer trimestre del 2015, la cual estimamos alcanza el 120% (anualizada), siendo esta una de las mayores que hemos tenido en las últimas décadas.
Es evidente que buena parte de las importaciones se van a realizar a la tasa del dólar SIMADI o paralelo. Lo vemos en los aumentos de precios que hemos observado cuando requerimos consumir algunos productos de los que ya no están en el suministro de dólares de Cencoex y Sicad. Teniendo aumentos de precios de varias veces su valor anterior, lo que nos indica que el gobierno comenzó su política de ajuste cambiario; y a nuestro entender no logra por si sola el empuje necesario en lo económico. Ya que la aplicación de un nuevo conjunto de políticas en el sector público, se han realizado solamente para darle mayores ingresos fiscales al gobierno. Sosteniendo el marco regulatorio y limitativo a la actividad privada que no permite la necesaria reactivación económica.
El primer trimestre del 2015 cierra con niveles sociales preocupantes, con aumento de la escasez que esta alrededor de un 55%; crecimiento de un 10% de la pobreza; golpeando muy fuerte al sector E de la población que constituye la mitad de los venezolanos. Donde los ingresos familiares promedian dos salarios mínimos al mes. Colocándonos muy por debajo del valor de la canasta alimentaria y limitándolos en su capacidad de consumo de alimentos y demás necesidades de transporte, ropa zapatos, medicinas, etc.
Todo lo cual nos ratifica las crecientes limitaciones que tendremos los venezolanos como resultado de una mayor caída económica y sus efectos en nuestra calidad de vida .Reduciendo no solamente nuestra capacidad de consumo, sino de oportunidades para mejorar y dar bienestar a nuestras familias.
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