Por Vicente Brito / @vicentejbrito
Es preocupante observar como a pocas semanas del inicio del ciclo de invierno que arranca con la siembra a partir de mayo y termina con la cosecha en septiembre. No se ha comenzado a preparar y acondicionar para ser sembradas ni siquiera unas 500.000 hectáreas, de las 3 millones necesarias para producir maíz, arroz, soya, sorgo, caña de azúcar, café, yuca, caraotas, pastos, hortalizas, entre otros. Para sustituir la mayor parte de las importaciones que no se pueden obtener en las cantidades de antes, debido a la escasez de dólares como consecuencia de los bajos precios del petróleo.
En los llanos occidentales y centrales que comprende los estados Portuguesa, Barinas, Apure, Cojedes, Yaracuy, Lara y Guárico. Es donde se inician estas preparaciones de tierras y siembras para este ciclo de invierno. Lamentablemente las informaciones que tenemos de cuantas hectáreas han comenzado su acondicionamiento para ser sembradas son altamente preocupantes por lo poco alcanzado.
Las razones: desde la falta de repuestos para reparar tractores y equipos; a la escasez de agroquímicos, fertilizantes y semillas. Así como el mecanismo de otorgamiento de estos insumos aplicado por los organismos públicos de priorizar a los consejos comunales y "organizaciones de productores y campesinos". Quienes reciben la mayor parte de las existencias de estos insumos. Los productores tradicionales no logran que se les otorgue, como siempre se hacía a través de sus gremios, los elementos que requieren para iniciar sus labores de mecanización y siembra. Así lo han manifestado públicamente a través de los voceros de sus organizaciones.
Los mayores distribuidores de insumos como Agro Patria y la Petroquímica, presentan fallas de inventarios que no garantizan las cantidades requeridas de fertilizantes, semillas y agroquímicos necesarios; unido al precio en la economía informal de estos productos que se consiguen en "reventa" muy por encima del precio regulado, aumentando considerablemente los costos de producción.
Esto demuestra la poca atención prestada por los responsables públicos de cumplir con la producción de alimentos; y así poder cubrir buena parte de las necesidades de consumo de los venezolanos.
La planificación de la cantidad de hectáreas a ser sembradas le corresponde al Ministerio de Agricultura y Tierras. Para ello se creó la Misión Agro Venezuela.
Y según nuestros análisis, no ha alcanzado las metas fijadas de producción desde su creación. Como ha ocurrido en los últimos años a pesar de la inmensa masa de dinero publico invertido en sus programas de siembra, créditos, maquinarias y equipos.
La situación de abastecimiento se va a complicar si no se logran sembrar el mayor número de hectáreas posibles para alcanzar una mayor cantidad de toneladas de alimentos que se puedan cosechar.
En años anteriores, la baja producción y rendimiento de las siembras y agroindustrias públicas era compensado con los altos volúmenes de importaciones. Había dólares en abundancia producto de los elevados precios del petróleo. Hoy no habrá ni la mitad de los dólares de antes. Por lo cual se hace necesario lograr el éxito del ciclo de siembra de invierno.
En consecuencia, para ello se requiere cambiar esquemas y apoyar a los productores tradicionales con los insumos necesarios para lograr optimizar las metas alcanzadas de otros años.
Repetir los errores de antes traería como consecuencia muy poca producción. Así como mayores niveles de inflación y escasez.
En manos del gobierno está el aumento o disminución de la producción de alimentos en el País.
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