La dirigencia política opositora ha ido a muchos eventos electorales en que la falta de unidad y organización ha permitido que la maquinaria del PSUV siempre haga fraude
Por Alex Vallenilla / @alexvallenilla
En el año 2015, la oposición venezolana pudo ganar con más de 7
millones de votos la Asamblea Nacional (AN) al régimen de Nicolás Maduro, pudo
dominar la mayoría absoluta y además hacerse de los cargos, ante el asombro de
muchos, fue un evento que por la vía electoral, democrática y pacífica lograba
una contundente victoria.
Pero qué pasó esa vez. Cómo y
por qué el régimen chavista/madurista que no es democrático, se dejaba quitar
el Poder Legislativo.
La primera condición que tuvieron los partidos políticos fue la
unidad.
Presentarse unidos fue
decisivo. Desde el punto de vista comunicacional se usó una sola tarjeta,
aquella conocida como “la de la manito”. Esto fue bien importante y una
muestra de madurez, porque permitió eliminar las fronteras entre los partidos
políticos que formaron la coalición.
El solo hecho de que los militantes de todos los partidos no entraran
en pugnas internas, porque se debía votar en la tarjeta del partido rival, permitió
que se conformaran equipos electorales en todo el país, luego de un enorme
trabajo de conformación de un padrón que fue verificado minuciosamente con
bases de datos cruzadas para evitar infiltración de activistas chavistas.
Esas divisiones siempre han afectado el trabajo esencial, el de enfrentar a la maquinaria electoral del PSUV
A pesar de que son opositores,
entre los partidos políticos existe mucha rivalidad, una de las causas por las
que han perdido siempre elecciones, a un militante de un partido
determinado le cuesta mucho votar en la tarjeta de otro partido y por otro
candidato fuera de sus filas, además recibe líneas de sus dirigentes de hacerlo
o no. Ha costado mucho cumplir las alianzas.
Eso lo ocurrió a Primero Justicia en 2012, cuando Henrique Capriles
enfrentaba a Hugo Chávez. Como el candidato era de Primero Justicia, los
militantes de los otros partidos elevaban quejas por no tener protagonismo en
el control de data electoral, recursos logísticos, toma de decisiones,
conformación de cuadros para la defensa del voto.
Esas divisiones siempre han afectado el trabajo esencial, el de
enfrentar a la maquinaria electoral del PSUV, la cual se despliega de manera
disciplinada, cierra filas en torno a sus candidatos, les guste a un cuadro o
no.
Diferencias entre partidos
Igual ocurrió con Acción Democrática en las elecciones regionales de
2017. En principio este partido se fue solo a enfrentar al régimen, luego se
incorporaron otros, Voluntad Popular se abstuvo, las diferencias entre “pejoteros” y “adecos” en los estados no permitió
montar los equipos electorales de manera eficiente, el resultado se vio,
sólo se pudo ganar cuatro gobernaciones.
A lo anterior hay que sumar el llamado sector “radical” de la
oposición, que no es sino un pequeño grupo que recibe grandes presupuestos
desde Miami, de parte de grupos económicos que durante más de una década
sostuvieron contratos y negocios financieros con el chavismo, grupos que no controlan a los principales
partidos políticos y por ello desarrollan campañas en redes sociales contra
estos y que hace llamados a la abstención.
AUTOMÁTICAS O MANUALES |
Entre los debates que han surgido de cómo realizar elecciones en
Venezuela, sectores de la oposición exigen que se realicen de forma manual. El problema
no radica en el artefacto que se use, si las elecciones se hicieran manuales,
pero los equipos electorales en los centros siguen siendo de mayoría absoluta
de activistas del PSUV, entonces la manipulación sería en las actas,
produciendo el mismo resultado que se haría con las máquinas.
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El apoyo del CNE
¿Qué consecuencias ha tenido la falta de coordinación supra partidos
políticos? Que los centros electorales,
al menos más de 30 por ciento de estos, terminan controlados totalmente por
activistas del PSUV. El CNE que tiene una directiva parcializada, apoya el
ventajismo del partido del régimen, con la entrega de credenciales en blanco a
dirigentes comunitarios chavistas/maduristas.
La razón de ello es que cuando
se realiza la instalación de mesas, los chavistas/maduristas reciben la orden
de presentarse primero que los miembros de mesa y testigos que no son
simpatizantes del régimen. Cada centro electoral que logra controlar el
chavismo, se convierte en un centro que hará fraude electoral.
Durante el día, en estos centros electorales ocurre irregularidades de
todo tipo, con el voto asistido, con personas que votan dos y tres veces, lo
más grave es que antes de cerrar las
mesas, los activistas del PSUV revisan los cuadernos electorales y meten votos por
quienes se abstuvieron, por supuesto con votos a favor del régimen. Al cerrar
la mesa, envían la data y nada ha pasado.
Cómo se roban los votos
El robo de votos ocurre en las mesas y por la falta de testigos, de miembros
de mesa, logística y apoyo de activistas opositores en los centros electorales,
facilita esa labor. La directiva del CNE sólo se hace la vista gorda, dan
prórrogas al final de la tarde para dar tiempo a que en los centros electorales
se introduzcan votos adicionales.
En muchos centros electorales
en que un miembro de mesa opositor está solo, es amedrentado, hostigado,
amenazado, lo presionan para que se vaya, para que abandone, a muchos les
ofrecen dinero y terminan sucumbiendo, puesto que la oposición también acude en
desventajas en términos de recursos, mientras el chavismo/madurismo hace uso de
los recursos del Estado para movilización, hidratación, comida, entre otros.
La corrupción también incide, muchos
dirigentes opositores en cuadros de bases, se roban los pocos recursos que
recibe para desplegar equipos electorales y estos terminan abandonados, y
se convierten en presa fácil de los chavistas/maduristas.
Quiénes van votando
La captahuellas ha sido una herramienta esencial para el régimen, sin
este aparato irían a procesos electorales sin una brújula. Si al CNE se le obliga eliminar este artefacto, el régimen quedaría “ciego”
técnicamente. Con la captahuella, en un sitio fuera del CNE, conectados a
la red, el régimen puede monitorear en tiempo real la cantidad de votos que
estima llevar.
La captahuella permite al
régimen hacer una “exit poll”.
Con la captahuella pueden saber quiénes han votado, aunque no pueden
saber por quién se ha votado. El régimen utiliza bases de datos de todo tipo,
en que las personas están registradas, beneficiarios de misiones, inscritos en
el PSUV, las validaciones de partidos políticos, la data electoral que ellos
mismos levantan.
Por eso cuando la jornada está finalizando, a muchos chavistas que han decidido no votar, les llegan mensajes de texto a sus celulares, recordándoles que no han ejercido su voto
Cuando una persona vota, la
captahuella registra que ya lo ha hecho, esa información es cruzada con las bases
de datos, una persona que haya recibido una vivienda, electrodomésticos,
carros, ayudas, reciben bonos, tiene el bono de ayuda familiar, está en las
bases de datos electorales del chavismo, se considera chavista y se estima que
ha votado por el régimen.
Por eso cuando la jornada está finalizando, a muchos chavistas que han
decidido no votar, les llegan mensajes de texto a sus celulares, recordándoles
que no han ejercido su voto y que deben hacerlo.
Es así como pueden tener un
resultado muy aproximado al real y cuando los números no son suficientes,
entonces disparan los operativos de sacar personas a votar, de robar votos
en centros electorales controlados totalmente, mientras el CNE anuncia las
prórrogas necesarias hasta ajustar los números.
Oportunidad perdida
El ejército de testigos y
miembros de mesa que se pudo organizar en 2015, evitó que en los centros
electorales se materializara el fraude, además la convocatoria a votar fue
efectiva, la abstención fue una de las más bajas y se demostró que
electoralmente el chavismo/madurismo es derrotable, siempre y cuando los partidos
políticos actúen como uno solo.
Pero a lo anterior se suma otro factor. La noche del 6 de diciembre,
Nicolás Maduro y Diosdado Cabello se negaban a aceptar los resultados y fueron
obligados por el sector militar a declinar esa posición. El generalato aceptaba
los resultados y obligaron a que se cumpliera, en ello hubo dos razones.
La primera fue la que los
militares evaluaron, un país movilizado saldría a las calles a enfrentar un
fraude, lo que obligaría una represión de gran escala que los militares
decidieron no asumir.
La segunda era la rivalidad entre el general Vladimir Padrino,
ministro de la Defensa, y el entonces presidente de la Asamblea Nacional (AN)
saliente, Diosdado Cabello. Padrino
defendió los resultados electorales porque vio una posibilidad de defenestrar a
Cabello.
El lado opositor no vio políticamente lo que ocurría en el régimen y desaprovechó desde la AN, establecer lazos
políticos pragmáticos con el sector militar que le brindó respaldo
circunstancial. Un grave error político que ahora está pagando.
EL "HACKER RUSO" |
Públicamente los principales dirigentes de los partidos políticos
opositores, nunca han admitido la incapacidad de lograr conformar los equipos
electorales para la defensa del voto, reconocer esto tiene una lectura política
negativa. Al contrario, desde el primer referendo en que se enfrentó a Hugo Chávez,
surgieron tesos de todo tipo, sobre la manipulación de software, cambio de
votos, mitos como el de el “hacker ruso”, entre otros, sólo Carlos Ocariz, en
las elecciones gobernador de 2017, admitió que nunca supo de sus equipos
electorales en 30% de los centros. Un candidato sin maquinaria electoral, puede
considerarse derrotado. Por más de una década, ningún dirigente ha podido
demostrar fraude informático.
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