Países como Libia y Venezuela ya están fuera del mercado mundial petrolero, Irán está en ese proceso, la política de la OPEP, encaja con los intereses de los productores de esquistos
Por Alex Vallenilla / @alexvallenilla
La OPEP vuelve con otra ronda
de recortes de producción petrolera, mientras los países No-OPEP, encabezados
por Estados Unidos, cada vez van aumentando su producción, e inundando el
mercado de hidrocarburos. Venezuela y Libia han quedado prácticamente fuera del
mercado petrolero, mientras Irán está en ese proceso.
Los norteamericanos ahora luchan por entrar en el gigantesco mercado
de consumo de China. Venezuela, que se
ha hundido en una crisis política y económica, se convirtió en un proveedor
inseguro, al punto que no puede ni siquiera cumplir a sus socios chinos las
entregas de crudo pactadas desde 2014.
A pesar que hay menos actores
en el mercado petrolero, el precio sigue en tendencia bajista desde 2008. Los
norteamericanos, que ahora producen petróleo de esquistos, que es menos
rentable, tratan de compensar la caída de precios aumentando el volumen, lo que
a su vez, genera nuevamente más caída del precio.
La producción norteamericana se
sostiene sobre la base del endeudamiento, gracias las tasas de interés casi en 0% en EEUU.
Para finales de 2019, se estima que habrá más crudo fluyendo en ese país, al
menos unos 17 millones de barriles de petróleo, sólo desde Norteamérica, una
vez que se terminen de construir los oleoductos que aliviarían el atolladero de
transporte que existe actualmente.
Ese aumento de producción, sólo producirá más caídas de precios, a
menos que otros países de la OPEP sigan saliendo del mercado producto de crisis
internas y sanciones petroleras como Venezuela, e intervenciones militares
extranjeras, como el caso de Libia.
La OPEP va perdiendo espacio, y
contribuye con su propia destrucción al ceder a las políticas que en materia
energética global que se diseñan desde Washington.
La producción de petróleo de esquistos, que crece fundamentada en una
burbuja crediticia, tarde o temprano terminará fallando, produciendo una crisis
global energética que cambiará la configuración actual de la producción
petrolera en el mundo.
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