Fracasado el mal llamado “socialismo del siglo XXI”, la dinámica económica y todos los conflictos sociales que se viven, marcan un nuevo rumbo tras el colapso de Venezuela
Por Alex Vallenilla / @alexvallenilla
Colapsada la sociedad venezolana, podrían ocurrir diversos eventos,
como el de la división del país, su desaparición total, o la de adaptarse a las nuevas condiciones,
asumiendo cambios estructurales y empoderando a una nueva élite que pase a
reconducir los destinos. Los nuevos tiempos globales obligan a Venezuela a
producir un cambio, que podría haber comenzado.
El régimen chavista quiso proponer el socialismo, pero cayó en una
fuerte intervención del Estado en el desempeño económico, con una visión
absolutista, propia de los siglos XV, XVI y XVII. Hugo Chávez coqueteó más con el mercantilismo, usó el ropaje del
socialismo, y con los contrarios políticos fue fascista.
Chávez controló la moneda, estableció una relación intrínseca entre la
política y la economía y convirtió al Estado en el principal protagonista. Se fundó en los gigantescos ingresos por
petróleo, con un barril de 100 dólares por casi una década. Pero no llegó a
ser mercantilista completamente, porque nunca protegió la producción nacional y
su política sólo ayudó a destruir al aparato productivo.
El fracaso estatal
Producida la crisis económica, luego que el chavismo destruyó la única
fuente de ingresos importantes de Venezuela, la sociedad venezolana lentamente
se va convirtiendo en anarco-capitalista. Es el resultado de los errores
históricos del chavismo/madurismo.
El Estado venezolano de alguna manera ha ido desapareciendo. El régimen de Nicolás Maduro no gobierna,
mantiene el control de algunas instancias de manera precaria, para sostenerse
en el poder y evitar la justicia nacional e internacional.
En Venezuela hay una especie de privatización no formal de muchas
actividades. En muchas oficinas
estatales siguen funcionando con pagos directos de los beneficiarios y no
gracias a los impuestos que el Estado recauda, los cuales no son
suficientes debido al colapso del bolívar.
Desde funcionarios en tribunales, la decisión en juicios, un trámite
legal de cualquier tipo de documento, la seguridad ciudadana, los servicios
públicos como el agua y la electricidad. Todo debe pagarse y ahora en divisas,
para que funcione de alguna forma para alguien.
Una comisión de técnicos
electricistas sólo acude a reparar una falla si los vecinos de un sector organizan
un pago conforme a la realidad económica. Mientras la factura eléctrica
refleja pagos ridículos, más bajos que el papel que se usa para imprimirla. Igual
sucede con las cisternas de agua. Lo mismo ocurre con la distribución de
alimentos del sistema estatal.
Se da el caso de hospitales
públicos con condiciones para operaciones, cuyos quirófanos son alquilados y
los médicos cobran para proceder, aparte de que los ciudadanos deben
comprar los insumos y cualquier tipo de examen o estudio.
En el sector educativo ocurre lo mismo. Aunque el régimen
chavista/madurista señale que nadie debe pagar inscripciones en una escuela o
liceo público, durante el año las personas deben realizar pagos para mantener
el desempeño de la institución. Es decir,
el ciudadano común no paga impuesto sobre la renta, pero debe financiar una
parte de las operaciones de funcionamiento de una escuela. Eso es
anarco-capitalismo.
En las universidades ocurre lo mismo. La privatización de los
servicios universitarios cada día son más. Los comedores, la atención administrativa,
el transporte. Los subsidios estatales han ido desapareciendo, por
insostenibles.
El sistema cambiario
El régimen de Nicolás Maduro tuvo que despenalizar el uso de las
divisas en Venezuela, al mismo tiempo legalizó el uso de criptomonedas. En materia cambiaria, hay de todo, desde
los bancos privados, hasta pequeños cambistas, ahora son los protagonistas de
la “administración” de divisas en Venezuela, atrás quedan los años de la ex
poderosa Cadivi o Cencoex.
En el comercio los precios han sido liberados. El régimen
chavista/madurista no ha tenido otra opción. Fracasados lo militares, a quienes
les dejaron la tarea de administrar la distribución alimentaria, debieron abrir
fronteras y permitir el libre comercio de bienes y servicios, tal cual ahora
ocurre.
Atrapados con el bolívar
La economía venezolana ha comenzado a sufrir un cambio. Ciertamente todavía
la gran mayoría es incapaz de soportar la presión que hay en cuanto al
desempeño económico. Un país que se
sostenía del Estado, ahora no puede, porque el Estado se ha hundido y con el
mismo, al menos unos 4 millones de empleados públicos, empobrecidos.
Eso tiene una explicación en la dinámica de las personas. Fracasado el
bolívar, los ciudadanos y comerciantes han adoptado el uso de las divisas en
sus intercambios, dejando a un lado la moneda nacional. Un ejemplo de ello es
el estado Táchira, donde prácticamente la divisa venezolana no se usa para casi
nada.
El régimen de Nicolás Maduro no ha tenido otro remedio que permitir
esta dinámica, para poder estirar su permanencia en el poder. Toda la
turbulencia política y enfrentamiento desde 2014, cuando ya no podía seguir
sosteniendo artificialmente a la sociedad, lo han obligado, tras el derrumbe de
Pdvsa y los ingresos petroleros.
PCV denuncia detención de directivos sindicales de Lácteos Los Andes, planta Cabudare, por luchar contra la ineficiencia y la posibilidad de privatización de esta empresa.— PCV_Caracas (@PCV_Caracas) 5 de febrero de 2018
¡Exigimos libertad incondicional de estos compañeros!
Privatizaciones
Hay información que se prepara un proceso de privatizaciones de
empresas estatales. En el caso de las cementeras que fueron expropiadas por
Chávez, al menos 70% serían privatizadas. Estas discusiones se desarrollan en
las instancias de poder, aunque persiste la crisis política entre el
chavismo/madurismo que controla el Poder Ejecutivo y la oposición con el Poder
Legislativo.
Esta claro aquí no hay gobierno,solo un grupo de lacayos seguidores de las órdenes emanadas de cuba. Mientras el pueblo sufre las consecuencias.
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