Esa instancia formada hace años, para establecer fronteras con los partidos políticos, en medio de la lucha contra el chavismo, se desmorona con la crisis venezolana
Por Alex Vallenilla / @alexvallenilla
La crisis venezolana tiene efectos demoledores sobre la sociedad y
aquello que en algún momento se llamó la
“sociedad civil”, como una manera de crear un polo que diferenciara a muchos
sectores de los partidos políticos venezolanos, se ha venido derrumbando y
perdiendo mucha fuerza.
La diáspora es una de las salidas que muchos venezolanos encuentran a
la crisis. La decisión personal de irse del país, es lo que al menos unos
cuatro millones han tenido a la mano, debido a que la lucha contra el régimen chavista/madurista se ha hecha cada vez
más difícil dadas las circunstancias conocidas.
Los ciudadanos huyen y esto tiene efectos que benefician al régimen de
alguna manera. Menos ciudadanos,
significa menos demanda de bienes y servicios, que han sido escasos en el
país, lo que resta presión social, debilita el reclamo y la protesta desde cada
sector civil.
En la llamada “sociedad civil”, se incluyeron factores como los
empresarios, los medios de comunicación, sindicatos, organizaciones no
gubernamentales y es que la propuesta antipartidista tenía el objetivo de
establecer una frontera, promovida por sectores financieros con intereses
económicos, pero incapaces de dominar los principales partidos políticos AD,
PJ, VP, UNT, entre otros.
Los empresarios también
El próximo sector que abandonará en lo que se podría llamar ha sido la
“lucha contra la tiranía”, es el sector empresarial. Las empresas venezolanas
que sobreviven, han establecido un pacto tácito. El régimen de Maduro ha liberado los controles de precios, ha
despenalizado el uso de divisas y las importaciones con algunas condiciones.
Aunque la economía venezolana
todavía está lejos de ser auto sustentable, algunos sectores comienzan a dar
pasos propios y las nuevas condiciones, por muy crudas que resulten, han
permitido que el desabastecimiento comience a quedar atrás.
El sector empresarial, tarde o temprano podría abandonar la lucha política, para dedicarse a la exclusiva producción de bienes
Muchos venezolanos, que son la
mayoría de empleados públicos, el sector laboral más grande, no tienen
capacidad de compras, ante un proceso de dolarización, que terminará
incluyendo el cobro de impuestos en divisas, pero las empresas que ya han
indexado sus inventarios al nuevo esquema, para evitar que sus empleados huyan y
abandonen sus puestos, comienzan a pagar salarios más acordes a la dinámica
económica.
El sector empresarial, tarde o
temprano podría abandonar la lucha política, para dedicarse a la exclusiva
producción de bienes, siempre y cuando el régimen chavista/madurista no
atente nuevamente contra la producción nacional, un error histórico cometido en
las dos últimas décadas.
Los medios de comunicación están hundidos en una crisis financiera,
incapaces de enfrentar al régimen, los sindicatos fueron reducidos, destruidos
por el chavismo y una avanzada de “sindicalistas” que decían ser “troskistas”,
ahora, con sueldos en el piso, no pueden defender el hambre que padecen, las
ONG, siguen en la lucha, pero desarticuladas de una estrategia definida.
Los militares
El sector militar, dividido entre chavistas, maduristas y oficiales
institucionales, estos últimos sin mandos importantes y sin poder de fuego. Con
mandos que obedecen a los lineamientos cubanos y rusos, sólo tratan de
mantenerse en el poder. Aunque haya
militares que respaldan a Juan Guaidó, el presidente del Parlamento que se
juramentó como presidente interino, no tienen liderazgo en las tropas.
Los militares también sostienen un pacto interno, el de no dividirse y
producir un enfrentamiento armado por las diferencias políticas, además el Alto Mando está muy comprometido
en temas como la corrupción, el narcotráfico y la violación de los Derechos
Humanos, que los obliga a pactar la impunidad que tanto anhelan.
Quedan los partidos políticos
Todo se reduce a los partidos políticos, maltrechos, reducidos, sin
recursos, con una militancia desmotivada, con poca doctrina porque se ha
perdido autoridad interna, asistencia al militante, hay poca capacidad
organizativa, sobre todo en la planificación estratégica, falta de relevo, hay
carencia de equidad, sabiduría, coraje y severidad.
Los partidos se mantienen alrededor
de figuras caudillescas y el acuerdo institucional o colegiado no existe
prácticamente, y si se llega a alguno, resulta difícil de cumplir.
Con todos esos males, son los que prevalecen en la lucha política en Venezuela, entre chavistas/maduristas y opositores.
La carencia de recursos, luego que Hugo Chávez eliminó el Congreso
Nacional y con el mismo, el financiamiento a los partidos políticos de manera
legal, parte de la dirigencia ha tenido que recurrir a la ayuda privada,
comprometerse con sectores financieros y hasta caer en actos de corrupción.
Sin embargo, los partidos políticos, con todos esos males, son los que
prevalecen en la lucha política en Venezuela, entre chavistas/maduristas y
opositores. Controlan la Asamblea Nacional
(AN), único ente reconocido en el mundo occidental como legal y legítimo.
Hasta ahora, han sido los únicos capaces de mantener preferencias
electorales, en conjunto de hasta 40%, sobre 17% del chavismo/madurismo. Con apoyo de la instancia internacional, son
las únicas instancias que puede obligar al régimen de Maduro, efectuar
elecciones con condiciones supervisadas por el mundo.
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