La caída del presidente Granger, producto de la acción de sus rivales
por querer controlar el ingreso petrolero por llegar, genera inestabilidad en
el vecino país
Por Alex Vallenilla /
@alexvallenilla
Guyana podría caer en una crisis
o en caos por el enfrentamiento de las etnias que ahora se disputan el control
del presupuesto petrolero, los afro-guyaneses y los indo-guyaneses. Para el
profesor Evan Ellis, investigador de América Latina en el Instituto de Estudios
Estratégicos del US Army War College, ese país no está preparado para recibir
los gigantescos ingresos que esperan tener por renta petrolera.
Charrandas Persaud |
A partir de 2020, cuando la
explotación de petróleo en el bloque Liza esté en pleno, si es que no ha
cambiado nada para entonces, Guyana podría recibir sumas de hasta 27 mil
millones de dólares al año sólo por petróleo, actualmente tiene un PIB de 3,6
mil millones de dólares.
Luego que Charrandas Persaud,
miembro del Parlamento por el partido de gobierno, la Alianza para el Cambio (AFC),
votó contra la línea de su partido la moción de no confianza que permitió
destituir al ex presidente David Granger, la situación es de incertidumbre y
ahora de alto riesgo para los inversionistas y las empresas petroleras. A esto
se suma el reclamo de Venezuela por el Esequibo y el mar territorial.
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Ellis explica que existe un enfrentamiento
étnico entre los guyaneses y que es histórico. Siempre ha existió rivalidad
entre la comunidad africana y la india en ese país. El Partido Progresista
Popular (PPP), fundado por los indo-guyaneses, fue dividido por las diferencias
de los afro-guyaneses, quienes crearon el Congreso Nacional Popular (PNC). El poder
lo ha mantenido el PPP por ser mayoría de la población.
Desde 1992 los indo-guyaneses
dominan el gobierno y el sector empresarial, mientras los afro-guyaneses tienen
control de las fuerzas militares y policiales. La corrupción ha jugado su papel
y el favoritismo étnico se impone en el momento de inversiones, contratos y
empleos en el gobierno, así como de beneficiarios de programas sociales.
Las disputas hicieron que el PPP
tuviera nuevas divisiones y la creación de la AFC permitió que otros disidentes
crearan la Asociación para la Unidad Nacional (APNU). En 2011 ganan la mayoría
en el Congreso y obligan a una nueva elección al cuestionar los proyectos con
socios chinos del entonces presidente del PPP, Donald Ramotar. Es así como
David Granger asume la presidencia con la coalición de la APNU y la AFC, pero
sólo tuvieron un Congreso de apenas un voto de diferencia, el que Persaud
utilizó recientemente contra el gobierno.
La tragedia en puertas
El PPP aspira ser gobierno para
controlar los gigantescos ingresos petroleros previstos, presionan a Granger
para que entregue el poder de inmediato, antes de las elecciones de marzo de
este año, según las normas luego de la moción. Pero la APNU-AFC se prepara para
el contra ataque y aspiran realizar una nueva consulta en el Congreso, tras
lograr sacar a Persaud y cambiarlo por un parlamentario leal, porque ir a la
lucha en tribunales se llevaría mucho tiempo.
El otro problema es que se presenta
una crisis de liderazgo, Granger está enfermo con cáncer y en quimioterapias,
lo que lo debilita para volver a ser candidato por la APNU-AFC, el rival Bharat
Jagdeo, por el PPP, no puede ser candidato porque ya tiene dos mandatos.
El profesor Ellis advierte que
con esa crisis entran dos actores que ayudan a acrecentar la incertidumbre para
las empresas petroleras y es que se prevé inestabilidad, lo que podría
paralizar a los inversores. Venezuela, en su reclamo por el Esequibo, el pasado
mes de diciembre interceptó un barco contratado por Exxon Mobil que realizaba
estudios sísmicos en aguas venezolanas, según grabaciones de la Armada venezolana,
de sus conversaciones con la tripulación del otro barco.
Además, ha causado polémica la
información que se difundió que de que Nicolás Maduro permitiría la instalación
de bases militares rusas en la isla de La Orchila. El resultado electoral tiene
también su componente de riesgo, si llegara a ganar el PPP, la minoría
afro-guyanesa estará convencida que el sistema democrático no protegerá sus
intereses, a juicio de Ellis, habrá la percepción del derrocamiento de Granger
y se puede revitalizar la rivalidad surgida del tiempo de corrupción que no les
favorecía cuando el PPP era gobierno.
Ellis señala que el resultado
sería una escalada de violencia entre estos grupos, la paralización del
gobierno, aumento de la criminalidad y la corrupción. La amenaza también la
tienen con la crisis venezolana, la producción de cocaína de Colombia y los
nexos de Hezbollah en Surinam.
Para las elecciones se prevé
coerción, operaciones cibernéticas, manipulación de la opinión pública y fraude
por parte de actores externos que el profesor no identifica.
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