Si los países aliados de la oposición sacan sus embajadores de
Venezuela, China y Rusia tendrán vía libre para presionar por cambio del
Parlamento
Por Alex Vallenilla /
@alexvallenilla
El próximo 10 de enero de 2018
termina el actual período presidencial de Nicolás Maduro. A partir de entonces
asumirá uno nuevo en medio de controversias políticas, una crisis económica
devastadora y enfrentado a casi todo Occidente. No es la primera vez que lo
hace, ya en 2013, con la misteriosa muerte o asesinato de Hugo Chávez, asumió
la presidencia de manera irregular.
El Grupo de Lima se propone a
desconocer al mandatario como nuevo presidente de Venezuela, el mecanismo sería
a través de la Organización de Estados Americanos (OEA), aunque en esa
instancia no se tiene los votos suficientes, además, los países que se oponen a
un nuevo mandato sólo podrían cortar relaciones y retirar sus embajadores, sólo
pueden tomar acción política, no jurídica.
Hay información de que se
juramentará ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), para evitar en todo lo
posible que se diga que su asunción es ilegal, aunque los miembros de este
tribunal están cuestionados también. En todo caso Maduro apela a las
sentencias, de que la Asamblea Nacional (AN) se encuentra en desacato.
Hay que hacer un ejercicio de
Poder Real. Si los países de Occidente van a desconocer a Maduro y van a apoyar
que el nuevo presidente de la AN sea el presidente interino en Venezuela para
convocar a nuevas elecciones, esa nueva instancia debe tener protección
militar, poder de fuego que le defienda de los sectores armados del
chavismo/madurismo, tanto de la FAN-B como de los civiles armados.
La aniquilación de la AN
Si no es así, entonces la AN y
los diputados de oposición, están solos y dar ese paso, sólo permitirá al
madurismo terminar de clausurar a la AN, para adelantar elecciones del
Parlamento y esto tiene un propósito, es que los intereses de China y Rusia
dependen de la AN, con un Parlamento renovado, con diputados del oficialismo
con mayoría, aprobarían el proceso de entrega, reforma económica y
privatizaciones que han exigido esos países para poder aportar capitales en
distintas áreas.
Hay más. La salida de embajadores
de Occidente de Venezuela, como una forma de protesta o de desconocimiento del
régimen de Maduro, sería perfecta para China y Rusia, así quedan solos en el
proceso de reparto del botín que significan las grandes riquezas de este país
destruido en sus instituciones, débiles y sin posibilidad de defenderse. Sería
un grave error del Grupo de Lima dar ese paso. Es como el error de los
abstencionistas, que aseguran que no votando, han debilitado al madurismo,
mientras éste se hace de todas las instancias públicas.
La situación actual es que Maduro
asumirá de nuevo el poder, ahora será un presidente de facto, y eso ante el
mundo es una desventaja más, quedará en una situación política mucho más
precaria, pero cuya acción no se traduce en beneficios de la oposición
venezolana, dividida actualmente en seis grandes agendas distintas, por lo que
ha sido imposible forzar negociaciones desde un solo bloque.
Por el asesinato de Chávez
Por lo visto Maduro, quien ha
sido subestimado hasta por los mismos chavistas, ha aprendido a sostenerse en
el poder a pesar de todo el estremecimiento que ha habido.
Dio una muestra a finales de 2012
y principios de 2013. Hay que recordar que Maduro era el vicepresidente de la
gestión de Hugo Chávez que había iniciado en 2006. Chávez desaparece de la
escena política y se corre la ola de rumores de su muerte o asesinato a finales
de diciembre.
Hay que decirlo así, asesinato,
porque en el programa del 20 de diciembre, de Diosdado Cabello, este se refirió
al asesinato de Chávez, aseguró que lo mataron, dijo “lo mataron los gringos,
conjuntamente con los de aquí”, al referirse a los de aquí, no detalló, y si no
señaló a la oposición abiertamente, como lo puede hacer sin ningún tipo de
problemas, se refirió a otros de aquí, que no quiso nombrar, tal vez
advirtiendo al madurismo. No se olvide del enfrentamiento interno entre estas
facciones, el chavismo y el madurismo.
El 10 de enero de 2013 se
terminaba la gestión de Chávez, de la que era vicepresidente casualmente,
Nicolás Maduro. Ese día debía juramentarse el nuevo presidente, que era Chávez,
que también era el presidente saliente. Maduro dejaba de ser automáticamente
vicepresidente de la gestión anterior y para poder ser vicepresidente
nuevamente, Chávez debía hacer el nuevo juramento y volverlo a designar como
vicepresidente, pero nada de esto ocurrió así. Sólo mostraron unos papeles
supuestamente firmados por el desaparecido.
Como no había presidente nuevo
para jurar para el nuevo período, y Maduro no podía autonombrarse
vicepresidente otra vez de la nada, a quien correspondía asumir el interinato
según la Constitución era al presidente de la AN, que en ese momento era
Diosdado Cabello. El madurismo así se impuso por primera vez y de manera atroz,
al chavismo.
La situación para el próximo 10E,
es otra controversia más, Maduro se vuelve a imponer “a trocha y mocha”, y
ahora responde a los intereses de Moscú y Beijing, que necesitan que la AN
actual sea disuelta o cambiada, para poder tener legalidad ante el mundo de
todo lo que en materia de recursos se les ha entregado. 02/01/2019
0 comentarios:
Publicar un comentario
Muchísimas gracias por dejar sus comentarios