Fracasaron con el referendo de 2016, con la mesa de negociaciones
planteada en República Dominicana, ahora se impulsa lo que llaman “la
transición”
La embestida actual es el tercer
intento que por la vía de las negociaciones entre el bloque occidental y el eje
chino-ruso, se produce en función de determinar qué pasará por fin con
Venezuela y su crisis política, económica y social, aparte del reparto del
botín obtenido por las grandes potencias a cambio de restablecer el orden.
Sobre la figura del diputado Juan Guaidó, ha caído el peso de conducir "la transición" en Venezuela |
Después que la oposición política
ganó las elecciones parlamentarias en 2015, con más de 7,7 millones de votos,
se dio paso a un proceso refrendario, que conducía a sacar del poder al
mandatario Nicolás Maduro por la vía pacífica, electoral y constitucional.
El primer fracaso
Para entonces todavía no había
acuerdos entre los factores extranjeros para dar paso a la democracia en
Venezuela. Faltaba mucho en el tema del Esequibo y los cinco mil millones de
barriles de petróleo en el bloque Stabroek. Sobre los créditos chinos y la
deuda venezolana. La Habana todavía tenía fuerte influencia sobre Miraflores,
antes de ser desplazada por Moscú.
Europa también hacía exigencias,
que Maduro ha ido cumpliendo, como entregar a Repsol, la petrolera española y a
ENI, de Italia, posicionarse en importantes yacimientos de gas costa afuera en
el estado Falcón. La Habana negociaba por Caracas ante Barack Obama y en eso
tenían incidencia los demócratas norteamericanos, que en silencio siempre han
contado con el Grupo Boston.
Además dentro del oficialismo, la
“guerra interna” apenas comenzaba. No había manera de llegar a un acuerdo para
satisfacer a todas las partes y es cuando Raúl Castro ordena a Maduro a que se
bloquee la recolecta de firmas para concretar el referéndum que le pondría fin
a su mandato.
La acción fue refrendada por El
Vaticano, al día siguiente de haber bloqueado la solicitud de referéndum,
Maduro posó con el Papa Francisco Berglogio, adonde fue a buscar cobijo en caso
de que en Venezuela estallara la violencia por la acción tomada.
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Segundo fracaso
Acto seguido. La comunidad
internacional instó a la oposición política y a los factores oficialistas a
sentarse en una mesa de diálogos y negociaciones. Se formuló una segunda
opción. La oposición buscó la manera de pedir elecciones adelantadas, de
liberar a los presos políticos y de crear condiciones electorales que no
permitieran la excesiva ventaja de la maquinaria del chavismo/madurismo.
En la oposición no hubo
negociadores a la altura, por lo que esa segunda acción se frustró, produciendo
un costo político a los dirigentes de la extinta Mesa de la Unidad (MUD), además
de ampliar las brechas entre los principales dirigentes, tampoco le aclararon
al país sobre la incidencia extranjera.
A la tercera, la vencida
Lo que ocurre hoy, en medio de
las tensiones entre EEUU y Rusia, es un tercer intento. Se ha denominado “La
Transición”. Una tercera acción que se emprende desde el bloque occidental para
lograr que en Venezuela se restablezca la democracia, las libertades de todo
tipo y se vuelva a la normalidad.
A los partidos políticos en la
AN, no les queda otra opción que seguir la tutela planteada por Occidente,
puesto ya que ha decidido no participar en más elecciones con el actual Consejo
Nacional Electoral (CNE), no le queda más remedio que confiar en los resultados
de la negociación en los niveles más altos, entre los que realmente tienen el
poder de cambiar todo: Trump y Putín.
La decisión de la oposición
política tiene sus riesgos. Si el tiempo avanza y sobre “la transición” no se
logra nada concreto, por lo menos en los próximos dos trimestres, llegará 2020,
año para las nuevas elecciones de la AN, y es muy posible que para entonces sea
tarde una reorganización en materia de maquinaria electoral de los partidos
políticos, que todavía se mantienen como abstencionistas.
Si esta tercera acción llegara a
fracasar, debe dejarse claro que habrá corresponsabilidad con el factor
extranjero de todo lo ejecutado hasta ahora, de la misma manera, si la
negociación resulta ser un éxito que devuelva las libertades y la democracia a
Venezuela, el precio a pagar será ceder el control de los gigantescos recursos venezolanos,
que se disputan los dos grandes negociadores hoy en el planeta: Trump y Putin,
lo que obligará a los chinos a negociar su parte, poniendo el capital para el
rescate. 14/01/2019
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