La influencia que China ejerce sobre América Latina, con su financiamiento fue lo que evitó una intervención militar en Venezuela
Por Alex Vallenilla /
@alexvallenilla
El año pasado la matriz de
opinión de que para Venezuela venía una invasión militar extranjera, se dejó
correr como parte información que surgía desde Estados Unidos, respecto a que
el gobierno dejó saber públicamente que para Venezuela “están todas las
opciones sobre la mesa”.
El presidente Trump no sólo debe lidiar con que Rusia y China no se instalen en Latinoamérica usando Venezuela, sino también con los intereses internos en Estados Unidos |
En enero y febrero de 2018, el ex
secretario de Estado, Rex Tillerson, realizó una gira por Latinoamérica y
consultó la posición de los países del ahora Grupo de Lima, para determinar si
apoyaban una intervención militar, en caso de ser requerida. La respuesta fue “no”.
Primero los negocios
La principal razón, es que las
gigantescas inversiones chinas en América Latina y el Caribe, de las que hoy el
nuevo secretario de Estado, Mike Pompeo, ha hecho advertencias, obliga a los
países latinos que se han montado en el plan de la “Ruta de la Seda” de China,
a evitar situaciones como la planteada por Trump. Tillerson terminó fuera,
despedido a través de Twitter.
En los últimos tres años, China
ha metido unos 350 mil millones de dólares en Brasil, Argentina, Chile, Perú, Ecuador,
el Caribe, está entrando a Panamá y va por Colombia.
Las opciones de presión de
Washington sobre la situación en Venezuela siguen y es que la confrontación que
ha surgido en vista de que por razones geopolíticas, en un sector político de Estados
Unidos hay alarma de que China y Rusia logren asentarse totalmente en territorio
venezolano y establezcan un foco de influencia para el resto de la región, la
Casa Blanca sigue en la lucha para evitarlo.
Sanciones petroleras
En las últimas semanas se ha
sabido sobre la opción de las sanciones petroleras a Venezuela.
Entonces Trump se topa con otro
obstáculo. Las empresas petroleras norteamericanas que mantienen relaciones con
Venezuela advierten que esa acción les perjudicaría, porque no hay suficiente
crudo pesado para sus operaciones, habría un alza del precio del petróleo, que
va contra los objetivos del presidente norteamericano, además profundizaría la
crisis humanitaria que sufre la población venezolana.
Los banqueros norteamericanos
tienen también sendos problemas. Los acreedores de Pdvsa y Venezuela están atrapados
en esta crisis. Las sanciones que ha aplicado Trump contra los bonos de deuda
venezolanos, afecta a los tenedores de estos títulos, sobre todo los que están
vencidos, ya que hay una prohibición de realizar cualquier tipo de negociación
con estos instrumentos.
En Estados Unidos, el sector
financiero y Trump son rivales, así que eso afecta sólo a quienes le enfrentan
desde el “stablishment” y es lo que observan desde el sector petrolero, que ha
sido su aliado desde el principio.
Al contrario, las sanciones a los
bonos venezolanos benefician de alguna manera al chavismo/madurismo, porque con
los que están vencidos, que suman al menos unos 7,5 mil millones de dólares, se
hace difícil llevar a cabo procesos de embargos, negociaciones o nuevos tratos
mientras exista prohibición de negociar con estos, lo que le resta presión a la
administración Maduro.
A Trump no sólo le toca lidiar en
negociaciones con China y Rusia respecto a Venezuela, sino enfrentar en lo
interno del complejo sistema de poder en Estados Unidos, cómo alinear a todos
para que una sola visión prevalezca en función de evitar lo que temen y es que
Latinoamérica, que es del hemisferio occidental, no caiga bajo control del eje
chino-ruso, que viene apoderándose de los principales puertos de comercio en
todo el mundo y ejerce también enorme presión para instalarse en este país.
20/01/2019
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