En la guerra interna entre el chavismo y el madurismo, la persecución contra Guaidó se convierte en un factor de presión contra Maduro desde lo interno
El círculo familiar de Juan Guaidó, quien funge de presidente interino
de Venezuela, fue asediado nuevamente. En horas de la tarde de este jueves, una
comisión del FAES, un grupo élite de la Policía Nacional Bolivariana (PNB),
estuvo buscando a su esposa en la residencia de sus padres.
Se trata de la segunda vez que una comisión de policías ataca a Guaidó
o a su entorno íntimo. La información se diseminó en las redes sociales y de
inmediato los jefes de ese cuerpo policial, desmintieron que la unidad presente
en la residencia del dirigente político, perteneciera a sus filas.
Quién está asediando a Guaidó. La sorpresa para todos es que el
dirigente de Voluntad Popular no haya sido detenido hasta ahora. El chavismo/madurismo
en otras circunstancias, por mucho menos de lo que ha hecho, ya lo hubiese
puesto tras las rejas, pero no ha ocurrido.
Primero que es, quien preside la Asamblea Nacional y es un diputado,
por lo que tiene inmunidad parlamentaria. Guaidó cuenta con respaldo directo
del presidente de Estados Unidos, y se le ha advertido al chavismo/madurismo
que son responsables de su integridad.
En la Fuerza Armada Nacional (FAN), hay sectores militares que están
de acuerdo con la Asamblea Nacional (AN) y en medio de un debate interno hay
acuerdos de no complicar la crisis produciendo acciones que sólo servirían para
empeorar el caos en las calles. Una detención de Guaidó a estas alturas podría
encender muchas situaciones de violencia de distintas índoles.
Guaidó es reconocido en el mundo como el presidente encargado de
Venezuela, lo que en cierto modo le vale como un salvoconducto en el marco del
chavismo/madurismo.
La guerra interna
Dentro del régimen de Nicolás hay dos grandes facciones enfrentadas,
el chavismo radical y el madurismo. A lo largo de estos años se han producido
capítulos de confrontación, en función de generar daño entre los bandos que irónicamente,
por obligación se mantienen unidos para evitar perder el poder.
El madurismo ha sostenido negociaciones con Occidente y en eso ha
trabajado el Grupo Boston, se vio cuando se daba beneficios a presos políticos,
pero el sector chavista que no tiene parte en esos acuerdos para salvarse, al
ritmo que los presos políticos salían, entonces caían nuevos presos. Una forma
de sabotear las negociaciones del madurismo.
Ocurrió el evento con el concejal Fernando Albán, ocurrió el evento de
la explosión del drone en la avenida Bolívar, la persecución por parte del
Sebin contra la caravana de Maduro, la destitución de Gustavo González López
del Sebin, la detención de más de 100 militares que estaban dispuestos a dar un
golpe de estado, pero no para facilitar el paso a la democracia, sino para
mantener al chavismo con condiciones de poder.
Lo ocurrido nuevamente con Guaidó es igual al suceso en la autopista
Caracas La Guaira, cuando el Sebin lo detuvo sin una orden de los jefes del
cuerpo policial.
El más perjudicado si le ocurriera algo a Guaidó sería Maduro. De esa
manera el sector chavista radical ataca a su contraparte dentro del régimen,
con operaciones que son unilaterales.
El chavismo no quiere necesariamente provocar una situación más
complicada desde el punto de vista internacional, generando un ataque a Guaidó,
pero estos eventos que ocurren encienden las alarmas en el madurismo, porque está
la advertencia de John Bolton, el asesor de Seguridad de Estados Unidos.
El sector chavista quiere salvarse también, al menos esa ha sido la
consigna de estos, o caen presos o muertos todos, o se salvan todos, pero no
aceptan que un sector pueda huir dejando al otro atrapado en Venezuela a merced
de nuevas autoridades con las que será imposible negociar algún trato.
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