Cerca de 30% de la población venezolana usa el dólar como moneda de intercambio

En Efectivo.- El costo de un billete es de 0,30 dólares, lo que pagó el Estado venezolano para imprimir el antiguo cono monetario y el actual. Ahora, los venezolanos botan grandes cantidades de dinero en efectivo en los basureros, como consecuencias del fallo del bolívar, producto del colapso económico del chavismo.

Grandes cantidades de dinero efectivo suelen aparecer botados en las calles en Venezuela

Los venezolanos demuestran una de las teorías económicas, que las monedas buenas sacan de circulación a las monedas malas. Las perdidas para el Estado son enormes, puesto que el valor nominal de los billetes queda muy por debajo de lo que costó mandarlos a fabricar.

Se ha impuesto una dolarización de facto, desde que el régimen de Maduro no tuvo más remedio que permitir el libre uso del dólar y demás divisas en Venezuela. Antes cualquier persona podría terminar presa por tener dólares en efectivo.

El dólar se impone como moneda de intercambio. En los estados fronterizos occidentales, el peso colombiano tiene mayor protagonismo, se ha vuelto costumbre entre las personas, incluso pagar los pasajes de autobuses con la moneda colombiana, preferida antes que el bolívar.

El oro se emplea en la región de Guayana y en las zonas costeras, el acceso a las proteínas del mercado, ha convertido a este rubro en una especie de divisa para hacer efectivo un trueque por alimentos no perecederos.

Aunque el régimen de Maduro ha aplicado medidas como el encaje legal de 100%, detuvo el alza de salarios, y se ha reducido drásticamente el financiamiento a Pdvsa por pérdidas de gasolina, el Estado sigue siendo muy grande, lo que mantiene todavía el déficit alto, por lo que se sigue emitiendo dinero, aunque ya no en las proporciones de los años anteriores.

El dólar ha seguido subiendo, pero no la velocidad que en épocas anteriores.

El proceso de dolarización de facto, incluye ya a cerca de 30% de la población, según economistas venezolanos. El resto del país, la mayoría dependiente de los salarios del sector público, siguen en caída junto con el bolívar.